Skyfall, el arte de los títulos de crédito



Soy muy fan de los títulos de crédito, quizá por haber trabajado en diseño gráfico, y suelo quedarme hasta el final (o en el caso de Bond, muy atento al principio) porque me parecen pequeñas obras de arte, si se hacen bien. Daniel Kleinman no es un novato en esto, suyos son todos los arranques de la saga de James Bond desde Goldeneye en 1995. Sin embargo ha habido una evolución notable desde que Daniel Craig encarna al agente 007, no sé si casual o provocada por los nuevos directores, el cambio de tono en las películas, o el refinamiento del propio realizador con el paso de los años. Casino Royale tiene unos créditos que le encantarían a Saul Bass y los de Skyfall son directamente material de Oscar, si los diesen por estos escasos cuatro minutos. Lo mejor de todo es que se pueden ver a posteriori y reconocer las diferentes escenas de la película que han inspirado cada parte de su surrealista iconografía.

Me gusta en especial que no se hayan limitado a incluir las siluetas femeninas y las pistolas, aunque están ahí, y que hayan apostado por explorar parte de los temas de la película. Skyfall es una reflexión sobre la naturaleza del propio Bond, su pasado, presente y futuro: traicionado por sus propios superiores, falto de confianza en sí mismo y tratando de encontrar su sitio en un mundo en el que parece que toda la información se obtiene a distancia a través de hackeos y no con agentes con licencia para matar. Es una secuencia onírica, a ratos oscura y otras violenta, y en ella acompañamos al protagonista por sus recuerdos, nos enfrentamos con él a sus miedos y tenemos atisbos de lo que va a ocurrir.


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