Los malos guiones: El ascenso de Skywalker (2019)


El cierre de la nueva trilogía de Star Wars ha llegado, al fin. Ha sido un viaje lleno de altibajos, algunos tan grandes que nos han hecho añorar La amenaza fantasma, que ya es decir. El ascenso de Skywalker llegaba a las pantallas con la misión de curar las heridas que había provocado Los últimos Jedi, algo bastante difícil teniendo en cuenta que Rian Johnson había llevado la historia a terrenos extraños. J. J. Abrams, retomaba el control para hacer borrón y cuenta nueva, y vaya si lo ha hecho. Del resultado final se puede decir que es... final. Pero poco más. Sigue una gran cantidad de spoilers.

En la ficha de esta película en el IMDb hay demasiados guionistas para que comience de la forma en la que lo hace. El texto de presentación comienza a subir y nos enteramos de que Palpatine ha vuelto. En efecto, todo lo que se peleó en la primera trilogía no sirve de nada, porque el Emperador está de nuevo entre nosotros y volvemos al punto de partida. Un poderoso ejército enemigo, una rebelión en minoría... la afición de esta saga por copiarse a sí misma nunca termina. Es especialmente sangrante la forma en la que se explica su retorno, un personaje habla de habilidades oscuras de los sith y clonación y ya queda todo justificado. Al espectador no le va a importar demasiado todo eso, él va a ver a Palpatine de nuevo vivito y coleando, no va a pensar que se trata de una copia del anterior. De hecho no se muestra ni cómo, ni cuándo ni por qué, solo unas cubas de gestación donde también aparecen clones de Snoke. ¿De ahí hay que deducir que el Emperador lo preparó todo, previendo que Darth Vader le traicionaría, y su espíritu se reencarnó en un cuerpo preparado a tal fin? Es mucho suponer. Este argumento ya aparecía en cómics antiguos, así que tampoco se le puede dar a Abrams y su equipo ningún punto por originalidad.

Kylo, muy enfadado, viaja siguiendo un antiguo GPS sith y encuentra el planeta oscuro donde ha estado oculto todo este tiempo Palpatine. Que podría haberse quedado callado y llamarle a su lado en secreto, pero no, ha emitido un mensaje a toda la galaxia anunciando que va a vengarse, dando tiempo a todos para prepararse y montar un plan en su contra. Debe estar muy confiado acerca de sus posibilidades de éxito, y no es para menos, porque en las profundidades de ese planeta inhóspito tenía escondidos cientos, si no miles de destructores estelares. Todos equipados con un cañón equivalente a la Estrella de la Muerte, para caer más en el ridículo. Hay que recordar que los sucesos de esta historia tienen lugar solo treinta años después de las originales, así que, o Palpatine era muy previsor o esto no tiene sentido. El planeta parece inhabitable y despoblado, no hay maquinaria a la vista y sin embargo ha podido construir y llenar con tripulaciones entrenadas una flota tan grande que es miles de veces más poderosa que la de la Primera Orden. Cuando las primeras imágenes de las hileras de destructores aparecieron en los trailers, los fans incluso reflexionaron si sería un sueño, por lo alejado de la realidad que parece.


Hablando de los trailers, este no es el único fragmento que apareció en ellos y que resultó un mero truco sensacionalista: tenemos la escena de Rey saltando por encima de un caza, C-3PO despidiéndose de sus amigos o la que se lleva la palma, la "Dark Rey" con su sable doble. Todos han demostrado ser momentos sin ninguna trascendencia, colocados ahí porque quedan bien y generan un "factor wow" que tapa lo endeble que es el entramado en el que se incluyen. Los guionistas optaron por apilar sorpresa tras sorpresa, ya que no podían, o no querían, darle la más mínima profundidad a la historia o a los personajes.

Kylo recibe la orden de acabar con Rey, y decide hacer lo que mejor sabe: ir por su cuenta sin obedecer a nadie. Aquí viene un momento confuso, ¿qué pasa si él o alguno de los Caballeros de Ren llegan a matarla? Porque después nos enteramos de que el plan real de Palpatine es pasar su espíritu a ella... muy confuso. Mientras Kylo sigue con sus dilemas de emo, nuestra querida protagonista va en busca de su propio GPS sith, siguiendo pistas oportunamente dejadas por Luke. En el camino se topará con Lando Calrissian y descubrirá que la persona a la que seguía era el mismo que asesinó a sus padres cuando ella era una niña. En serio ¿en toda la galaxia y es la misma persona? El asunto del destino en estas películas ya está empezando a resultar cargante. Parece que todo el mundo se conoce y vive en el mismo barrio, en vez de en un conglomerado con miles de planetas.

Rescatan una daga con una inscripción sith y C-3PO la lee, pero... no puede verbalizarla porque está prohibido por las antiguas leyes. Este recurso es uno de los más estúpidos que se pueden encontrar para hacer avanzar una trama, pero compite con muchos otros, así que dejaremos pasar la infinidad de soluciones que habría al problema. Como dejar que un ordenador cualquiera vea la inscripción y la traduzca, pero el traductor de Google debe ser tecnología punta en este universo. Viajamos a otro planeta, con más personajes nuevos que aparecerán durante dos minutos y con los que se supone que tenemos que establecer un vínculo. O no, puede que solo estén ahí para rellenar los minutos y hacer muñequitos después, y yo estoy esperando demasiado de la gente detrás de Star Wars, que cobran millones por escribir pero parece que les cansa demasiado.


La desidia respecto a los personajes es extensible a algunos de los protagonistas, y eso si que me parece sorprendente. Si eliminases las escenas de Finn no cambiaría nada en toda la película, porque se han centrado tanto en Rey y Kylo que cualquier otro parece estar de adorno. Lo podemos ver también con Cameron Poe... digo Poe Dameron, que al igual que su compañero intenta tener un momento estelar, uno con un discurso, el otro destruyendo una antena clave para el ataque (en serio, qué mal pensado tienen todo los imperiales, un punto débil que deshabilita una flota de miles de destructores, otra vez). Si embargo tanto sus diálogos como sus apariciones son huecas, y los secundarios que se pegan a ellos, más de lo mismo. La cazarrecompensas amiga de Poe o la jinete ex-soldado de asalto son decorado, puro y duro. Y aquí quiero señalar lo injusto que me parece lo que han hecho con Rose, degradada de protagonista a secundaria con cuatro frases, como si Abrams y su troupe escuchasen a los supuestos fans que le hicieron bullying en internet antes que a la propia coherencia de la trama. ¿Qué aporta el personaje de la jinete? Nada. ¿Se podría haber aprovechado ese tiempo para poner a Rose y Finn juntos de nuevo en una misión y desarrollar su relación? Desde luego, pero la obsesión de "borrar" la segunda película parece haber sido fuerte.

C-3PO pierde la memoria, pero no hay que preocuparse porque le va a durar la amnesia dos escenas. En esta película nada tiene transcendencia para el futuro, ¿qué importa que mueran personajes si se te pueden aparecer como fantasmas justo después? Nuestro grupo viaja a los restos de la segunda Estrella de la Muerte, que están medio sumergidos en un mar de aguas embravecidas. Hay que quitarse el sombrero por el director de fotografía, porque al menos ha logrado un uso de las luces y los colores espectacular. Esta idea de buscar en los restos para encontrar algo ya aparecía en el libro de arte conceptual de El despertar de la Fuerza, pero como algo barajado para mostrar los orígenes de Rey. Podemos darle un punto a Abrams por preocuparse por el reciclado. Rey y Kylo se enfrentan en un duelo a espada, ¿cómo la encuentra siempre tan rápido? Porque de todas las cosas que podrían borrar de la segunda película, no han eliminado una de las más absurdas, los vínculos de la Fuerza, que ahora les permiten no solo verse sino transportar materia de un punto del universo al otro. Y delatar su posición en el proceso.


Resumiendo, Kylo pierde el duelo por la intervención de Leia, que le paraliza oportunamente, sacrificándose. Solo hace falta que Rey le salve de la muerte para que él se replantee su vida y vuelva al lado luminoso, demostrando una vez más que no importa que seas un genocida si te arrepientes al final.

Del viaje de Rey al planeta de los sith y su enfrentamiento con Palpatine destacaría varias cosas. La primera, ¿quién es toda esa gente que está observando en el anfiteatro del trono del mal? ¿Está realmente el planeta lleno de ciudades con sectarios? Si hace un tiempo de perros... Pero bueno, no se les ve la cara en ningún momento, con lo que podemos pensar que son robots, o siluetas de cartón que ha puesto el propio Emperador para darse ánimos mientras esperaba estos treinta años maquinando su plan obtuso. La trascendencia que tienen para la trama es la misma. Otra cosa que me saca de quicio, los Caballeros de Ren van a tener una pelea al fin, después de tres películas, pero se despacha con unos planos mal rodados. De pena, sobre todo porque es ahí donde Kylo podía lucirse, y no en el enésimo duelo con Rey que todos sabemos que no va a llevar a nada. Los combates de la segunda película eran malos pero al menos trataban de lograr algo de épica.

La batalla final también peca de lo mismo que los duelos con sable de luz, promete mucho pero luego no cumple. Los planos de miles de destructores se equiparan aquí con un plano, quizá dos, de una horda de naves que vienen a apoyar a los rebeldes, pero para nada, si no se las va a ver en acción. Parece una competición por poner el mayor número en pantalla, y ya. Es más satisfactorio tener unas pocas naves que hagan algo y den un buen espectáculo, en mi opinión. Se criticó mucho la escasez de cazas en las películas antiguas, y llegaron a añadirse más por ordenador, pero a menudo, menos es más. Si muestras unas cuantas escenas emocionantes, justas de medios pero bien rodadas, el resto lo va a rellenar el espectador en su cabeza. En su memoria no va a contar la cantidad de Alas-X o Ties que había, solo lo que disfrutó viendo cómo peleaban.


Y ganan los buenos, claro, con los sacrificios finales esperados y fanfarria. No se resuelve nada de la trama de Finn, porque no importa, básicamente. A Chewbacca le dan una medalla de segunda mano que es como un sopapo en la cara y la única que tiene algo de cierre, de alguna manera, es Rey. No quedan ganas de saber qué es de ella ni de este universo.

Una señal de la sensación general que me ha causado esta película tiene relación con El Mandaloriano. Viendo la serie me apetecía sumergirme de nuevo en el mundo de Star Wars, imaginar aventuras y dirigir partidas de rol... aquí la impresión general ha sido tan fría que si se me ha pasado por la cabeza algo así, se ha desvanecido a medida que transcurrían los minutos y se sumaban los despropósitos.

En fin, esperaremos a tiempos e historias mejores.

Comentarios

  1. Hasta se te nota esta vez que han logrado superar tu capacidad de horrorización.

    "Podemos pensar que son robots, o siluetas de cartón que ha puesto el propio Emperador para darse ánimos mientras esperaba estos treinta años maquinando su plan obtuso." XD Totalmente. No tiene sentido. Nada. Es absurdo.

    Para mi el comienzo fue lo más brutal, no me lo podía creer, jamás me pude imaginar que podría ver una pelea de niños de instituto con millones sobre la mesa: Ryan ningunea a Abramms, Abramms se venga con un petardo en el retrete de Ryan. Las letras del principio, que son una torta para Ryan (quizás se la merecía ¡pero hay que ser profesional!) ¡vuelven TODO lo visto completamente irrelevante!

    Estoy parcialmente de acuerdo con lo de Rose, es tremendo que aparten así a un personaje, solo el efecto en la historia misma ya es anticlimático, pero lo que es cierto es que Finn y Rose han sido un postizo que no ha funcionado en absoluto, rozando lo ridículo en el beso que se dan a pie de AT-AT. Pero como bien dices ¿hay algún secundario que hayan conseguido que tenga algo de presencia?

    En fin, hay cierta amargura en sus palabras que le quita algo de festivo despiece como hiciste con la de Ryan, pero es difícil con semejante encadenamiento de despropósitos. No entiendo que nadie pueda decir, ya no que es una obra maestra, que los hay, sino simplemente que es pasable.

    Lo que si que puede merecer la pena es ver un documental de aquí a veinte años de lo que ocurrió verdaderamente en esta DESASTROSA superproducción, se adivina tras este engendro un lío muy gordo a nivel de ejecutivos, productores y toda la vaina.

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  2. "(...) la obsesión de "borrar" la segunda película parece haber sido fuerte."

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  3. Con esta trilogía Disney ha hecho lo que parecía imposible: destruir el valor de la marca star wars.

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