World War Z: Un mes en el apocalipsis zombi


Cuando la horda de muertos vivientes se me echó encima y me derribó, solo pude ver una interminable marea de cuerpos putrefactos a mi alrededor. Eran demasiados como para ponerme en pie, sus bocas pestilentes se cerraban tratando de morderme, sus afiladas garras arañaban mi ropa intentando llegar a la carne. Me revolví desesperado, pensando si todo iba a acabar así. De repente, los estampidos de un fusil se escucharon por encima de los gruñidos, fragmentos de cráneo volaron por todas partes y una mano amiga surgió de entre la luz, tirando de mí para levantarme...

Hace un mes que empecé a jugar a World War Z y ha resultado una experiencia mucho más divertida de lo que esperaba. Algunas de las ideas de la película me habían parecido ridículas, como las "olas" de zombis que se mueven como si fuesen una inundación, pero su traslado al juego ha sido curiosamente natural. Eso junto con otros elementos como la subida de experiencia para mejorar personajes y equipo, y la posibilidad de rejugar las misiones online en modo cooperativo, han asentado este título como uno de mis favoritos. Quizá también porque es el típico al que puedes conectarte durante veinte minutos, echar una partida para desestresarte y luego volver a lo que estás haciendo. State of Decay, por mencionar otro del mismo género que me encanta, incluye componentes de gestión y exploración que hacen menos viables las sesiones cortas.

También hay puntos que no me convencen, por ejemplo mi primera sensación fue que la campaña era demasiado corta. Hay una docena de escenarios o poco más, y su planteamiento es lineal. Las pequeñas historias que los justifican tampoco tienen mayor complicación, y los protagonistas que encarnamos son diferentes en cada ubicación, así que no hay un personaje principal establecido con el que empatizar. Al terminar, uno se da cuenta de que la intención de los diseñadores del juego es simplemente presentar los escenarios en los que vas a esforzarte por sobrevivir... una y otra vez. Para mi sorpresa, algo que parecería aburrido contado de esta forma, se convierte en un reto al que no puedes resistirte. Acabar una misión en el nivel máximo de dificultad da una satisfacción especial, sobre todo con otros jugadores humanos que han estado ahí cubriéndote las espaldas, levantándote del suelo cuando los zombis te acorralan o llenando una zona de plomo mientras tú acarreas suministros.


World War Z brilla especialmente en eso, porque si puedes jugar con amigos y micro, la diversión se multiplica. Coordinarse para explorar una zona, avisar de por dónde viene el "tanque" de turno o solo gritar pidiendo ayuda porque decidiste ir a explorar por tu cuenta y te han tumbado... En cada misión surgen oportunidades para salvar a alguien de forma épica o reírse con algún fallo garrafal, como el día que todo el mundo avanzaba en silencio pero tú pisaste una mina, los muertos vivientes despertaron y os desbordaron en cinco segundos. O cuando el más novato del grupo decidió que la ballesta con flechas explosivas era un arma perfecta para usar con el resto del grupo alrededor.

También debo reconocer la labor de los autores del juego y su dedicación ofreciendo contenido nuevo. En las diferentes actualizaciones han añadido modos nuevos, como la Horda, donde montaremos nuestras defensas contra oleadas interminables de muertos vivientes, al más puro estilo "tower defense", o el desafío semanal, mi favorito. En este modo tendremos que completar un mapa bajo tres condiciones especiales que van variando, como pueden ser zombis más duros, que no haya medikits o que todas las armas hayan sido reemplazadas por escopetas. Como recompensa, un buen puñado de monedas del juego para comprar equipamiento exclusivo.

Resumiendo, todo un hallazgo al que creo que todavía le dedicaré bastantes horas. Si alguno se hizo con él en la oferta de la Epic Store y quiere hacer equipo, ya sabéis dónde encontrarme.



Comentarios

  1. Ese rumor en el fondo del pasillo
    Canción de gruñidos del corredor
    Esos zombis pasados a cuchillo
    Esa tensa espera sin munición.

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