Tim Bradstreet, el arte del verdadero vampiro

En aquella época a Vampiro: La Mascarada se jugaba con menos clanes, menos poderes y mucha más personalidad. El manual era en tapa blanda y se desmontaba al cabo de un tiempo de usarlo, pero no nos importaba. Entre sus páginas había una atmósfera que las siguientes ediciones se encargaron de sepultar bajo prosa engreída (los vampiros eran los más chulos del barrio), interminables listas de habilidades y personajes e historias innecesarias. En los mejores tiempos, al principio, el ilustrador que puso cara al gótico-punk que todos imaginábamos fue Tim Bradstreet.