Reflejos


En el exterior aullaba la tormenta, azotando sin piedad las desvencijadas contraventanas. El viento se colaba por los cristales rotos proyectando remolinos de aguanieve. Caminó por el recibidor del enorme edificio, quizá una biblioteca o ministerio en otros tiempos, ahora solo una tumba vacía asediada por el hielo. No hacía mucho la ciudad había visto a millones de personas recorrer sus calles, viviendo, soñando, riendo. Prefería no pensarlo.

Recorrió salones abandonados y encontró uno con chimenea. Redujo a astillas varios muebles y trató de encender fuego. Podría haber usado los libros, pero incluso entonces le parecía un sacrilegio. Las llamas se elevaron y distinguió un brillo en uno de los estantes, como una gema. Tomó la botella, era un brandy de Jerez. Por un instante el cálido reflejo ambarino de su interior le devolvió a un pasado feliz.

—¿Habrá para dos? —dijo una voz desde la entrada.






Photo by Kevin Sicher on Unsplash

Comentarios

  1. Esto habría que tomárselo con un buen brandy, pero no de Jerez gente sin gusto.

    XD

    ResponderEliminar

Publicar un comentario