El mercader medieval fantástico, o cómo hacer dinero en lugares extraños



Recuerdo que en la primera campaña de prueba de mi juego Midnord, el grupo de personajes tomó una ruta inesperada: después de hacerse con un barco mercante, decidieron aprovecharlo y usarlo para comerciar con otros puntos de la isla. Al fin y al cabo, las ganancias eran mayores que las de explorar ruinas plagadas de monstruos, o como mínimo más estables. No era la primera vez que ocurría algo similar, ya fuese como máster o como jugador, me había topado ya en otras ocasiones con los improvisados "personajes mercaderes".

Podría dedicar un artículo muy largo a lo que impulsa a un individuo a salir de aventuras (y es probable que lo haga). Pero entre todos los motivos, el dinero es uno extremadamente importante, sobre todo al principio. En los niveles bajos eres más pobre que una rata, te alojas en las habitaciones más mugrientas de las posadas y miras las armas y armaduras de calidad de la herrería como si estuviesen en otro planeta. Por eso no es extraño que cuando surge la oportunidad de ganar un poco más de oro, los protagonistas se agarren a ella de inmediato.

El entorno medieval fantástico permite grandes oportunidades de negocio, ya sea invirtiendo en productos exóticos que se paguen caros en otras partes del mundo, o recolectando todo tipo de partes de monstruos, pieles de animales fantásticos e incluso objetos mágicos. No todo el mundo baja a las profundidades a pelar con otyughs o moles sombrías, ni se topan con la cantidad de cacharros extraños que llega a descubrir el grupo de aventureros medio. ¿Por qué no sacarle un rendimiento?

En algunos juegos existe la posibilidad de encarnar a un mercader como arquetipo, algo que puede parecer arriesgado pero tiene su sentido. En esencia se trata de una persona que maneja dinero y por tanto dispone de más recursos que un soldado de a pie, por ejemplo. Su fuerte pueden ser la negociación y las inversiones, tasar joyas, hacer préstamos... con los primeros beneficios puede contratar a un mercenario (o media docena) que supla su aparente vulnerabilidad. Salir de aventuras ya no parecerá tan disparatado. A la larga, un comerciante que haga bien su trabajo puede ser tan poderoso o más que un archimago. No olvidemos que una forma de obtener un título nobiliario ha sido desde siempre comprarlo. Y que algunos de los mayores palacios a lo largo de la historia han pertenecido a familias que se dedicaban a mover mercancías a lo largo y ancho del mundo.

El mercader también abre un abanico de tramas nuevas, en las que pueden incluirse desde las tradicionales misiones de escolta a una caravana, la investigación de qué ha ocurrido con el galeón que debía traer a puerto nuestro último cargamento de sedas y marfil, las tramas políticas y de conspiración en bailes de gala, con los líderes y nobles de la ciudad que nos miran con desconfianza... Una cosa es cierta, el dinero siempre abre puertas, pero también crea muchos problemas, sobre todo en una época en la que las rivalidades comerciales podían derivar con facilidad en sabotajes, traiciones e intentos de asesinato.

Como punto final diría que no debemos descartar a la ligera los arquetipos aparentemente mundanos o "poco épicos". Las posibilidades de vivir experiencias emocionantes surgen en todas partes, y las bolsas repletas de oro, o la promesa de obtenerlas, suelen ser un imán para ellas.



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Comentarios

  1. Una vez forjé un imperio gracias al noble comercio. Nos llamaban delincuentes, pero eso solo era porque les robábamos a veces. ¡Ah! Eran tiempos buenos para un emprendedor y Midnord estaba lleno de oportunidades... A veces sueño con volver a saquear tumbas de viejos reyes, mausoleos de nobles reinas y por qué no... Pero lo cierto es que me quita el sueño mi propia tumba, no me gustaría que alguien como yo usase mi cadáver para calentarse mientras desvalija mi descanso eterno. Haré un túmulo lleno de las riquezas acumuladas en mi larga vida, con laberintos y trampas. Encadenaré bestias eternas con argollas de oro y sellaré las puertas con maldiciones. Haré una tumba digna de ser profanada por mí.
    No me olvido de mis orígenes y si he llegado tan alto, no se rían aquellos mezquinos que me conozcan bien, ha sido para tentaros a todos, malnacidos, escoria sin escrúpulos, bandidos desaliñados y muertos de hambre.

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  2. Sobre todo el comercio presiglo XX era una aventura, quizás no regresase jamás la caravana, puede que tu barco, tras dos años de viaje naufragase cerca del puerto arruinándote... Si eso no es una semilla para una aventura...

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