Ansiedad y redes sociales, crónica de mi fallido (y fugaz) regreso a Twitter


Hace algo más de un año que dejé las redes sociales y a lo largo de ese tiempo he sopesado en varias ocasiones regresar, puede que no como FrankenRol, pero sí de alguna manera. Varios de mis amigos me han insistido también en hacerlo, sobre todo para darle visibilidad a algunos de nuestros proyectos, pero siempre me he resistido. Ahora que se acerca el número simbólico de los 365 posts en 2020, y quizá por tener que pensar en qué hacer después, la idea ha vuelto con más fuerza. Quizá las cosas podrían ser diferentes esta vez ¿por qué no? Haré spoiler del final de esta aventura y diré que mi regreso ha durado escasamente 24 horas.

Mi intención en un principio era hacer algo independiente de este blog, que me permitiese estar conectado con el mundo rolero pero sin tener que asociarlo necesariamente con lo que publicase aquí. En cierto sentido creo que lo prefería así porque el anonimato libera de cualquier presión y expectativa. Al menos en teoría. Es extraña la responsabilidad con la que uno puede llegar a cargarse, incluso siendo un desconocido entre desconocidos.

Los primeros momentos no fueron mal, creé la cuenta, empecé a agregar a editoriales de rol y personas del mundillo que me interesaban, pensé en hacer un logotipo, ya que el proyecto era una especie de "magazine rolero", y lo dejé durante un rato. Cuando lo retomé, un tiempo más tarde, comencé a leer las publicaciones, tratando de ponerme al día. Llevaba más de doce meses sin asomarme por ninguna red social, así que me quedaba bastante trabajo por hacer. Puede que el comienzo del problema fuera ese. Poco a poco la sensación de curiosidad inicial fue cambiando a incomodidad. Tenía la impresión de haber entrado en una habitación en la que ya hay una reunión en marcha, con gente hablando de cosas que te resultan ajenas pero que te interesan, y por tanto tienes que esforzarte por captar. Pensé que tendría que entrar más a menudo para no perderme nada, estar atento a las novedades, participar en eventos como el #rolvember, seguir a más gente, elegir bien qué publicar, si quería ofrecer un contenido que fuese interesante... Antes de que me diese cuenta, se instaló en mí la misma ansiedad de la última vez.

Es paradójico que una plataforma creada para favorecer la interacción entre las personas pueda derivar en tantas cosas negativas, tan rápido. El estrés por la necesidad de encajar, por ver a otros hacerlo y querer lograr lo mismo, la angustia por anticipar que no lo lograrás, o que sí que lo harás pero tendrás que repetirlo, obligándote a ser ingenioso, gracioso o útil, día tras día. Un temor absurdo, en el fondo, porque como decía antes, solo soy una persona gris y sin rostro, un desconocido entre desconocidos. Conectados todos sin ningún objetivo muy claro, pero sí extrañamente exigente. Lo único bueno es que en el fondo siempre será nuestra decisión ceder a ello, nada nos obliga a jugar a ese juego, si no queremos.

Así que abrí la sección de configuración, borré la cuenta y decidí regresar a donde me siento cómodo. Sigo sin tener claro qué haré el día 1 de enero, pero al menos ahora sé con total seguridad que no será volver a las redes sociales.


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Comentarios

  1. Es que Twitter es horripilante, nunca entenderé el éxito de ese plataforma. A mi me ocurrió lo mismo, intenté regresar para mantener contacto con gente que sé que está allí, pero el formato y la forma de comunicación me parecieron insalvables.

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  2. Gracias a los dioses todas las redes no son ni Twitter ni Facebook, por citar dos grandes. Las hay más humildes y no diré cuales... xD

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    1. Mr. Demonio, por eso estoy donde estoy y no en otros lados :D

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  3. "(...) siempre será nuestra decisión ceder a ello, nada nos obliga a jugar a ese juego, si no queremos."

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  4. Hace tiempo que abandoné las redes sociales y no las echo de menos.

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  5. Es usted sigiloso cual Delta Force.

    Creo que en el infierno de Dante quedaba claro: "quien traspase esta puerta, abandone toda esperanza". Si alguna cosa saqué en claro de Siddharta de H.Hesse es que la paz solo se alcanza cuando nada te importa solo contemplas, sin odio o deseo.

    Twitter me ha venido muy bien, aunque no puedo evitar poner algún me gusta o retwitteo de vez en cuando, básicamente lo veo como Siddharta miraba al rio, algo que me atraviesa sin perturbarme (o eso intento). Diré lo positivo que tiene, forja tu carácter, te hace ver más allá de los troles que solo buscan más y más retwitts, de los odios impostados, de las mentiras a sabiendas por mantener y no enmendar una postura. Te forja haciéndote más resistente a dejarte llevar por la corriente.

    Yo lo tengo básicamente por dos cosas, seguir a gente que me interesa sin más, viendo si cuadra algo de lo que cuelgan y colgar información de publicaciones ya que lo uso como dirección de referencia para mis publicaciones (también es cierto que he sucumbido a seguir a todo aquel que me sigue, como un código de caballería, creo que ha sido un error, pero la verdad es que los bots que me siguen por ahora son muy educados).

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  6. Es que tener tirria a las redes sociales y volver a Twitter tiene que ser como tener aracnofobia e intentar comerse una migala...

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