Escribe sobre lo que te atormenta



Ted Chiang es el autor del relato La historia de tu vida, llevado al cine como una de mis películas preferidas de los últimos años, La llegada. A lo largo de sus tres décadas de carrera, Chiang ha publicado solo diecinueve relatos, que han ganado algunos de los más prestigiosos premios de la ciencia ficción, entre ellos varios Hugo y Nébula. A la pregunta de por qué escribe tan poco, responde que le asaltan ideas todo el tiempo... pero solo se queda con las que le atormentan.

Escribir tiene mucho de terapia, al menos para mí. Si alguien dice que escribe por ocio o porque le divierte hacerlo, le miraría con desconfianza. ¿Un escritor que disfruta? Sería la primera pista para saber que no estamos ante un humano, sino un clon salido de una vaina alienígena. Bromas aparte, la tarea de llenar la página en blanco es compleja, laboriosa, incluso dolorosa a veces. Pero tal y como ocurre con todo lo traumático, el momento posterior puede resultar satisfactorio y pacífico, mucho más que cuando empezamos. O eso queremos creer.

La confesión de Chiang sobre su motivación nos revela algo que subyace en la mente de todo escritor. La sensación de que cada nueva historia es una pista más para resolver un problema que nosotros mismos hemos imaginado. A menudo el resultado final se parece más a una llave, que nos permite abrir una habitación secreta que contiene un fragmento de la respuesta, pero también puertas a muchas otras. Lo que nos impulsa a seguir haciéndonos preguntas, y por tanto a escribir y escribir y escribir...

Un crimen, ya sea famoso o anónimo pero nunca resuelto, o quizá nuestra teoría personal sobre el asesinato perfecto; una relación sentimental que nunca fue, pero en la que nos apetece jugar con el ¿y si...?; una aventura de la que deseamos sentirnos protagonistas, como unos Indiana Jones o James Bond de salón. En el fondo, se trata del poder de la escritura para llevarnos muy lejos de nuestra rutina cotidiana y aspirar a cosas que de otra forma serían imposibles.

Visto así, podríamos decir que lo que atormenta es la vida, y la literatura es la nave espacial que vamos construyendo y pertrechando en nuestro patio trasero para escapar de ella. Aunque nunca despegue, el mero hecho de intentarlo ya es suficiente.

Comentarios

  1. Cuanta razón...

    Me quedo en particular con tu último párrafo. Lo cual, en cierto sentido, también es algo triste. Yo escribiría que, más que escapar de ella, escapar de lo que nos atormenta.

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  2. No sé, quizás sea la última y la primera droga con la que emborrachar nuestro cerebro que cada día se despierta en la realidad.Una de esas pocas cosas maravillosas que hacen los humanos y que los hace, aún, especiales. Por desgracia no siempre está cuando la necesito.

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