Orígenes secretos (2020), o la fina línea entre la inspiración, el homenaje y la parodia

Un misterioso asesino está reproduciendo de forma macabra los orígenes de los superhéroes más famosos de la historia. Solo David, un policía recién llegado que no sabe nada de cómics, y su improvisado compañero Jorge, que es un experto en ellos, podrán darle caza.

Reconozco que inicialmente el tráiler de Orígenes secretos me produjo cierto rechazo, por una parte por su tono de producción de Netflix de bajo presupuesto y por otra por la temática. No es que considere los cómics de superhéroes una mala base para un thriller, al contrario. Me parece que bien tratado puede dar mucho juego. Mi duda era cómo lo haría una película que ya desde el primer contacto parecía rozar la parodia o como mínimo tiraba de estereotipos. Después de verla, puedo decir que tanto lo bueno como lo malo se ha cumplido. Pero para mi sorpresa, me he divertido.

Orígenes secretos está inspirada en Seven, de David Fincher, y no lo oculta, de hecho lo menciona explícitamente en alguna escena. La diferencia es que aquí el asesino no reproduce los siete pecados capitales con sus víctimas, sino la creación de los personajes más icónicos del cómic: Hulk, Iron Man, Spiderman... Le seguirán multitud de guiños al cine de caza de psicópatas, desde el asesor externo que se une al protagonista y con el que al principio se lleva a matar, hasta el veterano agente a punto de jubilarse, pasando por las pistas encadenadas, las amenazas a lo personal, los secretos del pasado, la evolución, redención, descubrimiento de la camaradería. Todo lo que cabría esperar y puesto ahí sin tapujos. Esta película no intenta engañar a nadie con eso.

Al menos en su planteamiento no puede haber ninguna queja porque lo hemos visto cientos de veces. Se le puede achacar falta de originalidad, pero como a tantas otras. El trasfondo de los cómics está llevado de manera bastante correcta y los actores lo afrontan como verdaderos profesionales. Es cuando se rasca la superficie cuando surge el decorado de plástico. Quizá por el presupuesto limitado o por darle un tono intencionadamente irreal, hay una sensación general de "ficción sobre la ficción". Igual que no nos muestran las verdaderas viñetas de Hulk, tampoco el mundo "friki" parece de verdad. Es solo un decorado más, sustentado de forma ejemplar por Brays Efe, pero que resulta imposible tomarse en serio.

Es cierto que se disfruta con su aproximación más moderna y casi de homenaje a los fans de "lo nuestro", con momentos de pura defensa de los cómics y la gente que los lee. Pero, para usar un símil de la propia película, acaba más cerca del Batman de la serie de TV de los 60 que de Christopher Nolan. Y eso que está mejor rodada de lo esperado, todo hay que decirlo, pero hay que poner mucho de nuestra parte para no suspirar deseando que se hubiesen atrevido a ir un paso más allá. ¿Habría resultado mejor con un estilo más crudo y realista? ¿O tirando más por Watchmen y V de Vendetta? Lo que está claro es que el punto intermedio no le ha sentado bien.

Con todo, es una hora y media que se disfruta, quizá porque sigue bien la fórmula y lo previsible resulta cómodo al espectador. Javier Rey y Brays Efe tienen química y son muy creíbles, otro punto a su favor. Es una lástima no poder comentar a fondo muchos planteamientos dudosos de su trama, de la filosofía del villano o de su final (porque ahí flaquea mucho, para mi gusto), pero me ahorraré los spoilers y ya hablaremos de ello en otra ocasión.

En resumen, Orígenes secretos tiene sus carencias, pero es entretenida si no la analizas demasiado. Un trabajo de un fan para otros fans.