Semillas de Aventuras: La tumba del primer emperador de China


En el siglo III antes de Cristo, Qin Shi Huang acabó con el feudalismo en China y se proclamó emperador. Aunque su logro más visible hoy en día es la espectacular Gran Muralla, también se preocupó por el desarrollo de sus dominios a través de la estandarización de pesos y medidas, la construcción de canales y carreteras, y la unificación del idioma. Todo ello fomentaría el comercio, llevaría la prosperidad a sus súbditos y acabaría con el constante estado de guerra en el que vivían hasta entonces.

Pero su intención era que su reinado se extendiese mucho después de su fallecimiento, así que poco tiempo después de llegar al poder ordenó la construcción del mausoleo más grande que la mente humana pueda concebir. No solo incluiría incontables riquezas y una recopilación del saber de su reino, sino también miles de soldados, reproducidos al detalle en terracota, así como carros, caballos, animales de compañía, acróbatas... todo aquello que pudiese necesitar como protección o entretenimiento en la otra vida. Si debemos creer las crónicas de la época, también se enterró a otras personas con él: por una parte, sus concubinas, para que le sirviesen en el más allá, y por otra, los artesanos y excavadores que podían divulgar el secreto de su emplazamiento.

Otros detalles de la gigantesca tumba, tan extraños que podrían ser reales, son que se construyó en ella una maqueta a escala del imperio, con tanta precisión que incluía ríos de mercurio, los cuales fluían de forma incesante por medio de mecanismos ocultos hasta llegar a un enorme mar. Para proteger el lugar se habrían instalado, entre otras, trampas de ballesta que se activarían ante la presencia de ladrones. Lo cierto es que la tierra que circunda la colina sí que ha arrojado altos niveles de mercurio en los análisis, y otros aspectos, como la presencia de estatuas de guerreros, han sido confirmados.

Pero nunca se sabrá con certeza, porque el gobierno chino no ha autorizado la apertura del mausoleo y es poco probable que lo haga. Según la versión oficial, no existe, de momento, ninguna tecnología que pueda garantizar que la excavación no va a dañar los objetos que se esconden en el subsuelo. Otros motivos pueden ser el temor a encontrarse las cámaras vacías desde hace mucho, destruidas por el fuego, según otras leyendas, o expoliadas por saqueadores modernos. Nadie se atreve a dar la orden y cargar con la responsabilidad de un fracaso de ese calibre, en uno de los emplazamientos más importantes de la historia de China.

Ideas de aventura
Escribir una aventura que permita a los jugadores explorar los secretos de la tumba del emperador Qin puede ser la única forma de satisfacer nuestra curiosidad. Por eso mismo debemos hacerlo.

Los puntos de inicio son múltiples, quizá los protagonistas son expertos invitados a una apertura parcial "en secreto" por parte del gobierno chino. ¿Descubrirán que alguien se les ha adelantado y hay que emprender una carrera contra el tiempo a través de los túneles para evitar el saqueo? Puede que se encuentren en el bando contrario y sean ellos los ladrones, contratados por un misterioso filántropo que desea averiguar qué es lo que queda del tesoro del emperador, antes de fallecer. Acercarse a la colina como turistas, estudiar las medidas de seguridad, colarse de noche eludiendo a los guardias será solo el primer paso. En cuanto rebasen la primera puerta pueden tener que vérselas con mecanismos de defensa que todavía son muy peligrosos.

Obviamente en esta historia imaginamos la tumba como un complejo prácticamente intacto, lleno de túneles y cámaras que se extienda varios niveles por encima y por debajo de la superficie. El sarcófago con los restos del emperador puede encontrarse tanto en el centro de la "pirámide" como en su cripta más profunda.

Si queremos añadir elementos sobrenaturales a la trama, puede que se enfrenten a sellos de protección mágicos, guerreros de piedra vivientes y criaturas monstruosas que hayan despertado al sentir que se acercan. Eso daría pie a un capítulo previo, por ejemplo, en el que tengan que reclutar a un experto en artes místicas chinas. Quizá incluso rescatarlo en Beijing de una secta que no aprueba que trabaje para el mejor postor.

¿Qué encontrarán en las cámaras del tesoro? Joyas, conocimiento, libros de metal con secretos milenarios, artefactos extraños... puede que esto último sea lo que anhela su misterioso benefactor, una manera de prolongar su vida, aunque sea gracias a terribles medios sobrenaturales. El acto final puede ser inesperado, una traición. En el último momento son encerrados y abandonados por el hombre de confianza de su jefe dentro de un pozo que está a punto de llenarse de mercurio. Si consiguen salir deberán darse prisa y evitar que escape, quién sabe qué pasará si tanto poder cae en manos de alguien sin escrúpulos.




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