Cinco consejos para improvisar


Los juegos de rol son una narración viva e imprevisible. Por muy bien preparado que esté nuestro material, no se puede saber dónde nos llevarán los protagonistas, con quién querrán hablar o de qué extraño hilo de la trama decidirán tirar. Eso puede desquiciar a cualquier máster, que se verá obligado a encarnar personajes secundarios nuevos y expandir la historia de la nada. Hoy me gustaría comentar cinco consejos que pueden ayudarnos a improvisar y evitar que nos bloqueemos.

  • Aprovecha el material que te ofrecen: La improvisación no surge de la nada, tus jugadores siempre te darán un pie para continuar, un motivo que explica por qué han decidido salirse de la ruta prevista y encaminarse en otra dirección. No hay nada de malo en que sus teorías conspirativas sean ciertas o que el personaje que ellos sospechan sea realmente un traidor. Esta sería nuestra propia versión del consejo clásico para los actores que improvisan, nunca negar y continuar la escena con "Sí, y además...". En nuestro caso, dándoles además la satisfacción de haber adivinado (supuestamente) por dónde iban los tiros.

  • Da datos útiles y concretos: Si improvisamos de forma genérica solo conseguiremos una trama genérica. Lo genérico no tiene interés... y además delatará que no teníamos nada preparado y estamos inventando sobre la marcha. Haz unas notas rápidas con personas, nombres, lugares u objetos, y úsalos cuando sea el momento adecuado. De esa forma el traidor tendrá nombre al instante, la conspiración un líder y un motivo, e incluso quizá un lugar de reunión. Si ofrecemos más de lo que los jugadores esperan, y lo hacemos de forma fluida y natural, no solo enriquecemos el mundo sino que borramos de sus mentes la idea de que nada de esto estaba preparado. Luego ya podrás ampliar y detallar.

  • Haz que sea algo personal: Aquello que nos afecta de forma directa resulta más impactante y adquiere otra dimensión en el mundo. Si dudas sobre cómo encajar los nuevos sucesos en la trama general, o con el grupo, usa las historias de los protagonistas y enlázalas con lo que está pasando. Puede que el padre de alguno esté implicado en la conspiración o que el traidor les chantajee amenazando a sus familias. O quizá ese misterioso encapuchado es alguien que ellos conocen y en quien confiaban.

  • Asume riesgos y ve más allá: ¿Por qué se han alejado los protagonistas de la trama principal? ¿Es puro azar, despiste o es que les resultaba más emocionante esa subtrama que solo está en su mente, que lo que nosotros habíamos preparado? Si es así, debemos aceptar el reto y darles el doble o el triple de lo que imaginan. La conspiración no afecta solo al reino sino a todo el continente, los conjurados no intentan derrocar a un gobernante sino cometer un genocidio con toda una raza. Atrévete a romper con todo lo que puedan concebir, y mientras estén intentando asimilarlo, tendrás tiempo de prepararte y tomar las riendas de la narración de nuevo.

  • Mantén el ritmo y nunca te detengas: La mejor forma de que nos pillen improvisando es detenerse y dudar. No tengas miedo, eres el máster, tú tienes el control absoluto y lo que digas se hará realidad. Piensa en este punto como una suma de todos los anteriores. Escucha lo último que se ha dicho en la mesa y úsalo al momento como punto de partida para una nueva revelación, si es posible que les afecte de manera personal y que supere sus expectativas. Sus preguntas y reacciones te servirán para continuar en ese ciclo, eso sí, respetando siempre las normas básicas, que son coherencia, seriedad y escalabilidad. Nada es al azar. Lo que digas debe tener sentido entre sí, tiene que dar la sensación de que siempre ha estado ahí esperando a ser descubierto y servir de detonante para nuevos elementos, diálogos, personajes...



Photo by Kyle Head on Unsplash

Comentarios

  1. Buenos consejos... pero ahora pensaré ¿mi DJ me engaña para hacerme feliz? No podría tolerarlo.

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