Aventura: Bring me the Disco King (VIII)


ATANDO CABOS
Varias pistas pueden conducir a los protagonistas hasta la fiesta de reapertura de Studio 57. Si hablan con alguno de los miembros de la comuna Starchild, recordarán haber escuchado a Saint John hablar de la discoteca. Registrando su armario en una de las cabañas, pueden encontrar camisetas, chapas identificadoras y más material del local, como carteles y panfletos de propaganda. No debería costarles recordar lo que han escuchado sobre el evento, ya que es el tema de conversación recurrente de la semana. Incluso pueden asociar el extraño interés por el hielo negro del Duque Pálido y las celebraciones previstas.

El regreso a Nueva York será más accidentado de lo que esperan. No importa la ruta que tomen, si regresan en coche o en tren. Al aproximarse a la ciudad se encontrarán con controles policiales, pero pronto se darán cuenta de que no son para nada convencionales. A simple vista se trata de agentes de uniforme, que están parando a todo el mundo para pedirles que se identifiquen. Sin embargo si les observan con detenimiento verán que rozan con lo que parecen unos amuletos (de detección de magia, aunque ellos no lo saben) a cada persona a la que interrogan. Eso puede hacerles sospechar que se trata de Guantes Rojos, ya que son los únicos que utilizan artefactos arcanos en su trabajo. Los resultados "positivos" son introducidos en un furgón policial.

Pueden decidir huir, enfrentarse a ellos o retroceder disimuladamente para tomar otro camino de vuelta a la ciudad. La primera opción conducirá a una persecución, ya sea en coche o a pie. Si logran llegar a los barrios de la periferia, no les costará perder a los policías en el laberinto de pequeñas casas y callejones. Luchar contra ellos o resistirse al arresto será más complicado, porque incluso aunque les derroten, sus caras pasarán a estar entre los más buscados y acercarse a la discoteca se volverá mucho más difícil. La opción del sigilo, si sale bien, les garantiza el anonimato y es mucho más segura.

EL PLAN DEL DUQUE PÁLIDO
Sin saberlo, el grupo se ha metido en algo mucho más grande que un simple secuestro. Lo que pretende el Duque es dar un golpe de mano que le asegure el poder sobre todos los sobrenaturales de la costa oeste. Para lograrlo intentará aprovechar las especiales propiedades del hielo seco en polvo y que todos sus rivales estarán reunidos en un mismo lugar: la fiesta de Studio 57.

Durante meses ha estado reuniendo el material, sobornando o quitando de en medio a las personas necesarias. El día del evento, sus hombres, encabezados por Saint John, sustituirán el polvo feérico que se iba a hacer caer sobre los invitados a medianoche por el polvo negro. Las consecuencias cuando se libere serán imprevisibles, pero cuenta con que resulte mortal para la mayoría, y los que no, quedarán convertidos en humanos de forma irreversible.

Para garantizar el éxito tiene una aliada inesperada. La alcadesa Morrigan ha estado deteniendo a todo aquel que se acerca demasiado al Duque o a Saint John, como ya han podido comprobar los protagonistas. Los Guantes Rojos proporcionan una seguridad adicional para que la conspiración tenga éxito, desplegando unidades en los alrededores la discoteca y en las alcantarillas. La explicación es sencilla. Morrigan necesita mantener a los sobrenaturales bajo control y descabezar a los clanes para colocar en el poder a alguien que le deba un favor le parece una estrategia perfectamente válida.

FIEBRE SOBRENATURAL EN STUDIO 57
A estas alturas los jugadores pueden suponer que Miki ha sido llevado junto al Duque por algún motivo y que la mejor opción para encontrarle es acudir a la fiesta. Con lo que saben, también pueden sentir la obligación de evitar que la conspiración tenga éxito, ya sea por lealtad a sus respectivos clanes, o por evitar la muerte de otros sobrenaturales como ellos.

Si tratan de avisar a alguna personalidad importante o a los dueños del propio club, se encontrarán con que es muy difícil superar las medidas de seguridad. Los que les escuchen les tildarán de paranoicos, ya que no tienen ninguna prueba. El Duque es una persona respetada y una maniobra tan arriesgada suena descabellada incluso para él. Otros tomarán nota de sus advertencias pero no harán nada al respecto. La realidad es que hay varios traidores infiltrados en cada clan, silenciando cualquier posible rumor.

Cada vez quedará más evidencia que la mejor opción, o la única, será encontrar una forma de colarse en la fiesta y detener el plan ellos mismos.


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