Artefactos: El revólver maldito de Van Gogh


El 27 de julio de 1890, Vincent Van Gogh pasea por el campo con su amigo, el también pintor Jean de Polignac. Su relación siempre ha sido tormentosa, marcada por la admiración mutua pero también por la envidia y los celos. En medio de una fuerte discusión, Jean saca un pequeño revólver y dispara a Van Gogh en el pecho. Pensando que lo ha matado, huye a la pensión en la que se aloja y se encierra en su cuarto a la espera de la llegada de la policía. Al día siguiente, al ver que nada ocurre, envía a un muchacho en busca de noticias. A su regreso le informa de que su amigo está malherido, y la versión oficial es que ha intentado suicidarse. Comprendiendo que Vincent le ha encubierto para evitar que le acusen de asesinato, su angustia y su sentimiento de culpabilidad se vuelven casi insoportables. Antes de que pueda decidirse a confesar, Van Gogh muere.

Jean se sume en una depresión y no sale de su cuarto durante un mes. Todavía teme que alguien descubra la verdad, aunque no sabe si sería una desgracia o un alivio. Cuando ya no puede más, toma el revólver, pone una bala en el tambor, lo hace girar y aprieta el gatillo. No ocurre nada. En pleno delirio, colapsa sobre la cama y duerme profundamente.

De forma extraña, a la mañana siguiente despierta con un impulso irrefrenable de pintar. Haría lo que fuese por tener la mente ocupada y no pensar, así que coloca un lienzo en el caballete y da las primeras pinceladas. No puede detenerse, y lo que ve surgir de su mano le es perturbadoramente familiar. El estilo, el tema, los detalles, todo pertenece a Vincent, no a él. Aterrado, pero también fascinado por sus nuevas habilidades, Jean lo anota todo en su diario y después contacta con un amigo suyo, Ernest Lefebvre, otro artista. Le cuenta lo ocurrido, mostrándole el revólver y el cuadro que ha empezado. Al principio él se lo toma a broma pero después de verle con el pincel en la mano, sale de dudas.

Ernest siempre ha soñado con el éxito y el reconocimiento, y tiene menos escrúpulos que Jean. No entiende lo que ha ocurrido pero imagina las posibilidades del arma. En un descuido de su amigo trata de robársela, pero es descubierto. Ambos forcejean y el revólver se dispara. De Polignac cae muerto al instante. Sabiendo que alguien acudirá al escuchar el ruido, Lefebvre se da prisa. Repitiendo el proceso pone una bala, gira el tambor, se apunta a la cabeza... La habitación es sacudida por otro estampido. El dueño encuentra los cadáveres de los dos hombres a los pocos minutos y asume que ha sido el macabro resultado de una pelea entre amantes. Para evitar el escándalo y la mala prensa para su negocio, se deshace de los cadáveres enterrándolos de noche en una fosa común del cementerio. Se queda todo aquello que puede vender sin levantar sospechas, incluido el revólver. Poco tiempo más tarde le sirve para pagar una deuda a un proveedor y no vuelve a saber de él.

Casi cien años más tarde, un experto en la vida de Van Gogh rastrea cada detalle del momento de su muerte y descubre los diarios de Jean de Polignac almacenados en la Biblioteca Nacional de Francia. Fueron comprados en los 60 dentro de un gran lote de libros de la época pero nunca se catalogaron. Los lee con avidez y descubre la extraña historia. Le lleva varios años, pero al fin, en el sótano de un bar, perdido al fondo de una caja tras una mudanza, da con el revólver...

Descripción
El revólver Lefaucheux de calibre 7 mm es un arma de pequeño tamaño, con un gatillo plegable, pensada para ser llevada en el bolsillo. Su munición es muy diferente a la actual, con un mecanismo de disparo muy particular a través de un perno que obliga a fabricar los cartuchos específicamente. El tambor tiene seis recámaras. Mucho menos potente que un calibre .22 LR, resulta más parecido en alcance y letalidad a un Derringer Modelo 95 clásico.

Poderes
El revólver absorberá las habilidades artísticas y la inspiración de cualquier persona que muera a causa de un disparo realizado con él. Este proceso se puede repetir sin límite hasta que el usuario decida intentar la transferencia. El procedimiento es simple: deberá colocar una bala en el tambor y hacer que gire, a modo de ruleta rusa, apretando después el gatillo mientras se apunta en la sien. Si sobrevive, el talento combinado almacenado en el arma se transferirá de forma permanente a él. En términos de juego, esto se simula haciendo que el personaje lance 1d6. Si el resultado es un 1, recibe un tiro en la cabeza, con los multiplicadores correspondientes al daño.

Concepto
Este revólver es perfecto como centro de una trama de investigación sobrenatural. Los protagonistas pueden ser policías, detectives privados u ocultistas que reciben el encargo de encontrar a la persona que está detrás de una serie de crímenes a lo largo del país. A medida que indaguen en el perfil de las víctimas descubrirán que todos eran artistas con mucho potencial, aunque casi desconocidos fuera de los círculos especializados. Ellos aún no lo saben pero el asesino tiene en su poder el revólver maldito de Van Gogh y está tratando de reunir el máximo talento posible para transferírselo a sí mismo. La aventura debe concebirse como una carrera contrarreloj, con los personajes descubriendo la existencia del arma y el posible siguiente objetivo del asesino, un pintor famoso de gira, que casualmente está invitado a la inauguración de una galería en una ciudad cercana.

Comentarios

  1. Buenísimo. Tanto la historia del revólver y la forma en que está presentada como las posibilidades de aventura.

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    1. Me alegro de que te guste, ya me contarás si lo utilizas en alguna partida.

      Un saludo.

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  2. Al principio creí que era una leyenda urbana, y pensé, este Frankenrol sabe demasiadas cosas que un humano no debería.
    Genial trama para una aventura.

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    1. Hay historias alternativas sobre la muerte de Van Gogh, todas sin confirmar, que hablan de que fueron otros quienes le dispararon. De ahí surge la inspiración.

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