Hellboy ya no vive aquí


Un rey Arturo antipático y un Merlín de opereta atraparon hace años a una hechicera mala, malísima, que amenazaba con llenarlo todo con goblins feos. Como era inmortal decidieron trocearla como un pollo y repartir sus pedazos por todo el mundo conocido, que en este caso parece que era solo Inglaterra. Así nadie podría reunirlos y revivirla, un plan sin fisuras. Lo de lastrar los cofres con plomos y tirarlos al fondo del mar no se les ocurrió, por lo visto. Como estas cosas ya se sabe cómo acaban, ahora alguien se ha empeñado en montar el puzzle de señora maligna y volver a empezar el apocalipsis. Es una suerte que nosotros tengamos a… ¡Hellboy! O algo así. Él y sus amigos, o mejor dicho una gente que pasaba por allí y no tenía nada mejor que hacer, seguirán al grandullón mientras parte caras y dispara pistolones.

Hace quince años de la primera película de Hellboy y se nota. Por aquel entonces Guillermo del Toro decidió llevar a la gran pantalla su visión del investigador paranormal llegado del infierno y nos regaló una pequeña obra maestra, llena de personajes memorables y escenarios construidos con mimo, todo envuelto en una historia con la que todos pudiesen disfrutar, hubiesen leído los cómics originales o no. Su segunda entrega, cuatro años más tarde, fue aún más ambiciosa, sobre todo en términos de desarrollo del mundo y efectos especiales. Quizá ambas no llegasen a los estándares de recaudación que se esperan hoy en día para un taquillazo, pero sí hicieron caja suficiente como para ser rentables y volverse de culto (si se puede llamar así a algo que mueve cientos de millones de dólares).

Pasaron los años y la posibilidad de hacer despegar Hellboy 3 parecía cada vez más lejana, así que era lógico que alguien se plantease aprovechar los derechos y hacer un reboot de la franquicia. Era difícil imaginar a otra persona que no fuese Ron Perlman en el papel del demonio rojo, pero David Harbour, en auge por su papel de sheriff en Stranger Things, tomó el relevo. Y ocurrió lo inevitable.

Hellboy (2019) o Hellboy: Rise of the Blood Queen es un compendio de todas las cosas que se pueden hacer mal en una película, empezando por su guion endeble y siguiendo por el escaso desarrollo de sus personajes, los efectos especiales genéricos y la pésima elección de la música. Es difícil saber dónde acabaron los cincuenta millones del presupuesto. Ni siquiera es tan mala como para que resulte divertida y lo único destacable quizá sea la caracterización, que nos permite ver otro Hellboy... aunque no tan diferente del primero, en realidad. El guionista se ha inspirado en el de las primeras películas para muchos de sus tics y bromas, en vez de apostar por mostrar la personalidad que tiene en los cómics.

Para añadir un detalle bizarro a esta irregular amalgama, en castellano nos encontramos con que se ha conservado al doblador de las películas originales, así que tenemos en pantalla a un Hellboy nuevo que suena como el antiguo. Personalmente creo que elegir una voz diferente habría sido más lógico, artísticamente hablando.

No puedo dejar de mencionar uno de los peores momentos, que llega cuando el director decide recrear, de forma totalmente innecesaria, la invocación de Hellboy por parte de los nazis. Puede que ya tuviese asumido que lo suyo era una mala copia y quisiese dejarlo claro poniendo un clavo más en su ataúd, por si había algún despistado. Veremos de nuevo a Rasputín, Kroenen y los demás en la pequeña isla del canal de la Mancha haciendo su ritual, eso sí, vestidos con disfraces que parecen salidos de los saldos de Halloween. La propia puesta en escena es tan mediocre que hace añorar a Del Toro y recuerda que cualquier tiempo pasado… fue anterior.

Resumiendo, personajes sin alma que no importan a nadie haciendo cosas que tampoco interesan especialmente. ¿Puede que salvando el mundo una vez más? Quién sabe. Y de nuevo Hellboy es la clave de todo, qué sorpresa. Es interesante ver cómo el propio guionista destapa esta problemática en uno de sus diálogos: de acuerdo, mataremos a este archivillano ¿y después? Llegará otro y después otro, porque en el mundo de los superhéroes, sean demoníacos o no, la amenaza es interminable y la tramas son refritos de otras, con una nueva capa de pintura por encima para da el pego. Eso sí, el nombre del personaje de moda o de la franquicia debe estar arriba en letras bien grandes para atraer a los fans. Pero esta vez, por suerte para nosotros, no ha colado.

Comentarios

  1. Vale. A mi no me parecio tan mala. No tiene el carisma de las primeras pero entretiene y se agradece ver guiños a los comics. Para gustos colores. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Debía decirlo, su mala crítica me hizo verla. Le maldigo por ello.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario