The Ritual (2017), terror lovecraftiano en los bosques


Un grupo de amigos hace senderismo por un remoto paraje de Suecia. Una torcedura de tobillo y la posibilidad de pasar varios días a la intemperie les impulsa a tomar un atajo a través del bosque. Esta decisión resultará fatídica cuando descubran signos de que algo que habita entre los árboles ha comenzado a seguirles.

The Ritual es una película de terror británica que desde el primer minuto nos remitirá a muchas otras, empezando por El proyecto de la bruja de Blair. Si el género del falso documental con cámara en mano no estuviese ya casi totalmente exprimido, es probable que se hubiese rodado de esa manera. Es una suerte que no haya sido así porque nos habría impedido disfrutar del espectacular paisaje, que va evolucionando de lo imponente a lo claustrofóbico a medida que pasan los minutos. Siniestras cabañas en la espesura, símbolos arcanos colgando de las ramas, el acoso de criaturas invisibles mientras los protagonistas están en sus tiendas… todo se ha visto ya antes y es difícil que sorprenda. Pero a diferencia de otras copias y remakes, The Ritual no se resigna a seguir los clichés del clásico “acechados por el monstruo del bosque” y aporta cierta calidad, tanto en lo que respecta a sus imágenes como a su planteamiento.

Uno de los puntos fuertes de esta película es su intento de dar dimensión a sus personajes, haciendo palpable su descenso a la angustia y el horror. Aquí no hay adolescentes descerebrados lanzándose de cabeza a la muerte sin ningún motivo. La culpa y la necesidad de redención serán un motor poderoso sobre todo para el protagonista, acosado por pesadillas de su pasado.

Otro rasgo de interés es el uso de la mitología nórdica, a diferencia de una leyenda inventada, como origen de la “maldición” que persigue al grupo. Aunque esta presencia sobrenatural se explique con pinceladas y deje muchas incógnitas en el aire, será la propia falta de información la que nos mantenga pegados al asiento. Es ahí donde la herencia de Lovecraft se siente con fuerza. No es casualidad que la novela de Adam Nevill en la que se basa esta película ganase el premio August Derleth en 2012. Muchas cosas pasan fuera de nuestra vista o son percibidas sólo de refilón, y como suele suceder en estos casos, los sonidos se volverán más terroríficos y amenazadores que cualquier imagen explícita.

Es casi una sorpresa que un trabajo de este tipo, estrenado en Netflix y de producción modesta, se preocupe de mantener un ritmo adecuado, renuncie a los sustos fáciles y se reserve todo lo posible el desenlace. Es ese tramo final en el que todo se explica el que mejora sustancialmente la cinta y el que hará las delicias de los fans del género fantástico. Mi consejo: evitar los trailers e imágenes promocionales, en especial alguna especialmente reveladora de su galería en el IMDb, si no queremos arruinarnos la sorpresa.


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