Copyright, Mozilla y el despropósito


A alguien en la Mozilla Foundation no le gustan las leyes de copyright europeas. A través del hashtag #changecopyright me entero en Twitter de que una organización que siempre ha sido un referente sobre las libertades en internet ha lanzado una campaña (explicada también en Mozilla Blog) para promover un cambio en la regulación de los derechos de autor. Buenas noticias, ¿no? Siempre hay cosas por las que luchar, como que no se prologuen los plazos para que las obras clásicas pasen a dominio público, o que se utilice más el Creative Commons. Nada de eso. Para mi sorpresa, Mozilla no intenta aumentar la protección de artistas y creadores… sino reducirla.

Con dibujos animados y vídeos graciosos, la Mozilla Foundation intenta convencernos de que vivimos en un mundo restrictivo, constreñido por leyes de derechos de autor absurdas. Según ellos, si esto no cambia, la propia internet corre peligro. Reducen su argumentación a tres puntos, algo que ya debería hacer saltar todas nuestras alarmas. Cabría esperar más profundidad para un tema tan serio. Pero tres puntos son suficientes si tu intención es usar demagogia y verdades a medias.

¿SABÍAS QUE crear un meme está técnicamente prohibido en muchas partes de la UE? ¿Sabías que es ilegal compartir una imagen de la torre Eiffel iluminada por la noche? ¿Sabías que en algunas partes de la UE la ley no permite que el profesorado proyecte películas ni comparta materiales didácticos en clase? ¿TE PARECE ABSURDO?

En efecto, Mozilla, me parece absurdo… que sea esto lo que os preocupe y lo que uséis como punto de partida. Sobre todo en una época en la que los creativos tienen que ver como su trabajo se copia, modifica y distribuye sin permiso, normalmente sin poder hacer nada para evitarlo. Pero vayamos por partes.

El primer punto de la campaña, “Adaptar al siglo XXI la legislación sobre derechos de autor de la UE”, nos habla de actualizar las normas a nuestro mundo online y lleno de smartphones. Para ellos, “la educación, la parodia, la imagen, la remezcla y el análisis no deben ser ilegales”. Aquí se encuadraría su ejemplo más popular, el de la torre Eiffel iluminada, que al parecer no podemos fotografiar sin permiso. ¿O sí? Quizá en Mozilla no lo sepan o no les interese saberlo, pero las fotos para uso personal están permitidas. A nadie le cae una demanda por poner la torre Eiffel en su Flickr o su Instagram. Sería diferente si quisieses editar un libro de viajes, en ese caso sí que necesitarías permiso de la sociedad que gestiona los derechos de imagen del monumento. ¿Es una norma muy estricta? Puede ser. ¿Afecta a la mayoría de los usuarios? En absoluto. Casi todas las disputas en estos ámbitos se resuelven de la misma manera, si no hay ánimo de lucro, la denuncia es muy improbable. Hay manga ancha y siempre la ha habido. Esta flexibilidad no es exclusiva de las leyes de copyright, en nuestra vida cotidiana podemos encontrar cientos de ejemplos, y es lógico. Las normas se hacen cumplir por personas que conocen cómo funcionan las cosas. No hay recursos para perseguir a todo aquel que cruza una calle fuera de un paso de peatones, por ejemplo, y tampoco interesa hacerlo.  En la Fundación Mozilla intenta hacernos creer que existe un problema porque el alarmismo y la indignación, extendidos adecuadamente, son buenas palancas para movilizar a la gente.

Si vamos a la frase clave, la que dice “la educación, la parodia, la imagen, la remezcla y el análisis no deben ser ilegales”, podemos suponer que lo que la Mozilla Foundation intenta es que la Unión Europea adopte algo similar al “fair use” americano. Este “uso razonable” permite utilizar obras protegidas con copyright siempre que sea bajo ciertas condiciones. La parodia es una de ellas y es lo que hace posible que tengamos versiones porno de las películas de los Vengadores, por ejemplo. Si no, nada salvaría a sus autores de una demanda por parte de Marvel. Usar el material para fines educativos también está autorizado. Un profesor, por ejemplo, podría poner a su clase “El Club de los Poetas Muertos” sin tener que pedir permiso a la distribuidora. Aquí nos toparíamos con la misma situación, ¿dónde está el problema real? Si un profesor europeo hace lo mismo comete una infracción, no hay duda, pero nadie se imagina a Warner Bros persiguiendo al pobre docente. Primero, porque no hay ánimo de lucro y la demanda no llegaría a ninguna parte, y segundo, porque el desastre de relaciones públicas cuando el caso saliese a la luz les costaría mucho más. Todo esto se sabe y se asume.

El segundo punto de la campaña de Mozilla, “Construir con apertura y flexibilidad para alentar la innovación y la creatividad”, insiste en augurar un panorama negro y nos dice que “es necesario que hagamos una legislación más flexible mediante una excepción al contenido generado por usuarios y una cláusula (como una norma abierta, trato equitativo o uso razonable) que permitan a todo el mundo participar en la cultura y el diálogo en línea y que contribuyan a que internet siga siendo maravilloso.” Maravilloso para todo el mundo excepto para los creadores, diseñadores o ilustradores originales.

Los ejemplos que pone Mozilla al hablar de cultura –remezclas, memes y gifs–, no son muy acertados, pero dan en el clavo en una cosa: a diario, obras con derechos de autor son usadas sin permiso. Su respuesta ante este problema no es pedir que se garantice la protección y remuneración a los verdaderos creativos, sino todo lo contrario, pretenden reducir aún más las escasas leyes con las que pueden defenderse. Seamos realistas, internet es un territorio sin ley en el que nadie rinde cuenta de nada. Las ilustraciones se copian y distribuyen por todos los rincones, pudiendo acabar en camisetas de bazar chino (o en el propio Zara), los diseños se plagian, la música se usa de fondo en vídeos de Youtube, los libros se escanean y suben a cientos a webs de descarga directa, al igual que las películas… Pero no, el verdadero problema, según la Mozilla Foundation, es la draconiana y terrorífica legislación de la UE.

Para terminar, el tercer punto, “No desvirtuar Internet” es el más aberrante porque mezcla varios conceptos que en mi opinión no tienen que ver con el copyright pero quedan muy bien para aumentar el FUD, (Fear, Uncertainty and Doubt), miedo, duda e incertidumbre, en quien los lee. Mozilla habla en un solo párrafo de la posibilidad de que se instauren tarifas por creación de hiperenlaces o subida de contenido, de que haya más control al material que la gente cuelga o de que se monitorice de forma obligatoria a los usuarios que accedan a la red. De ahí se salta al perjuicio que supondría esto para el desarrollo económico y la libertad de expresión. Pronto llega la frase lapidaria, “debemos defender el principio de innovación sin permiso en la legislación sobre derechos de autor.” ¿Tiene todo esto alguna relación entre sí? Lo dudo mucho. ¿Funciona como propaganda? Es probable. Desinformar, confundir y asustar siempre resulta bien para crear una respuesta emocional y no es casualidad que esté justo al final, cerca de la petición para mandar un meme a tu representante en el Parlamento.

Podría extenderme más pero sólo diré que me esperaba algo más de Mozilla. La legislación debe cambiar y evolucionar para adaptarse a los tiempos, eso no cabe duda. Pero ésta no es la forma. La demagogia es un recurso barato y es una vergüenza que una organización de este calibre se preste a dar un barniz de credibilidad y respetabilidad a lo que sólo es un ataque burdo a aquellos que están más desprotegidos, los creadores que sobreviven en el mundo digital. Quiero pensar que se ha hecho por desconocimiento y no por mala fe, pero en cualquier caso el daño puede ser el mismo.

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