El Destino de Júpiter (2015)


Júpiter es una chica normal que vive modestamente y trabaja duro en el negocio de limpieza de su tío. Un día su rutinaria existencia se verá alterada por la aparición de Caine, un  mercenario espacial que le contará la verdad: es la heredera de una milenaria familia dedicada a la explotación de planetas como la Tierra. A partir de ese momento tendrá que luchar por sobrevivir si quiere poder reclamar lo que es suyo.

Los Wachowski vuelven al género de ciencia ficción después de El Atlas de las Nubes y esta vez lo hacen con un guión totalmente suyo. El Destino de Júpiter es una space opera con muchos de los elementos habituales del género, clásica tanto en planteamiento como en personajes y trama. La historia del humilde granjero que resulta ser el príncipe del reino es trasladada esta vez al espacio, con Mila Kunis como protagonista y Channing Tatum como antiguo caballero caído en desgracia, convertido ahora guardaespaldas.

Un argumento flojo con una puesta en escena espectacular, hay que reconocerlo. Las escenas de acción se les dan bien a los directores, en particular las que implican a unas pocas personas (mis favoritas son la de la clínica y la de la granja, directas, claras y hasta con un toque cyberpunk). No son tan buenos con las batallas espaciales y las persecuciones, que a menudo resultan confusas. Los detalles técnicos, como las botas voladoras, o los diseños de naves y escenarios, son otros puntos a su favor.

No se puede decir que sea una película aburrida pero está construida de forma confusa, tiene cambios bruscos de ritmo sin justificar (toda la escena del abogado, graciosa pero innecesaria) y en general da la sensación de que se han ido añadiendo episodios sin una idea clara de qué se quería contar ni cómo. Coger cosas de aquí y de allí, de Dune, del anime, del propio Matrix... no es suficiente. Todo vale, pero hay que construir una narrativa coherente donde usarlo, crear personajes con trasfondo, cultivar la emoción para que lo que pasa importe al espectador. En eso El Destino de Júpiter falla y por tanto se queda hueca. Es una lástima, porque se ven tanto los medios como el potencial.

En conclusión, entretenimiento palomitero para una tarde poco exigente.

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