Yo, despreciable consumidor parásito

Pero la idea que tratan de imponernos los estereotipos es la siguiente: si yo me atocino la tarde del domingo con mi novia en el cine viendo una peli cualquiera, estoy valorando la cultura porque pago por ella. Y si me paso dos semanas traduciendo y subtitulando mi serie preferida para compartirla en la Red, no soy más que un despreciable consumidor parásito que está hundiendo la cultura.

- La cena del miedo (mi reunión con la ministra Sinde), Amador Fernández-Savater

Nuestros gurús y los autoproclamados portavoces de "los internautas" quieren seguir disponiendo de vía libre para el expolio. Llaman libertad a que determinadas páginas se lucren impunemente con el trabajo de músicos, actores, productores, escritores, guionistas, directores, compositores, diseñadores y demás profesionales implicados en el complejo proceso de elaboración de un disco, una película, una serie televisiva, una novela o un videojuego.

- Lo confieso: soy internauta, Pilar Bardem

El fragmento que encabeza esta entrada pertenece a un artículo que merece la pena leer. Está escrito por Amador Fernández-Savater, coeditor de Acuarela Libros, y en él hace reflexiones muy interesantes sobre la cuestión de "las descargas", la Ley Sinde y demás, a raíz de la reunión-cena con la ministra a la que fue invitado junto con otras personas del mundo de la cultura. Da que pensar, y alguno de los otros asistentes ya le ha respondido.

El segundo es de Pilar Bardem, actriz española y madre de actores, que da la otra visión, la del autor, la persona que pone su esfuerzo para crear una obra y al poco tiempo (en ocasiones el mismo día de su estreno) la ve colgada en internet. También hay que leerla porque conviene conocer todos los matices de la cuestión.

Personalmente no creo que la actual polémica tenga mucho que ver con la cultura, aunque queda mejor en los titulares y se puede poner en mayúsculas: la Cultura. Más bien hablamos de la industria del ocio, que en estos últimos años ha visto como las nuevas tecnologías han dinamitado un modelo de negocio hasta entonces inamovible. Internet ha hecho posible que libros, música, películas y series estén disponibles a golpe de click, un catálogo interminable al alcance de cualquiera, sin pasar por caja. No es de extrañar que la gente que trabaja en ello se eche las manos a la cabeza: con los márgenes de beneficio reduciéndose a toda velocidad, su forma de vida más que una revisión requiere una revolución. A menudo pienso qué habrá supuesto para los músicos de estudio, los extras de cine o los maquilladores, esos trabajadores de a pie a los que de verdad les puedan decir "mañana no vengas" porque se han recortado gastos. Los "grandes nombres" como De La Iglesia, Muñoz Molina o Bardem pueden salir con cara compungida y el ceño fruncido en televisión, pero dudo que se queden en el paro con tanta facilidad.

En primer lugar habría que partir de la base de que la legislación, por dura que sea, no va a impedir el intercambio de archivos. Puede dificultarlo de alguna manera, pero la perspectiva del tiempo nos dice que en diez años nada ha parado la descarga de mp3 ni la copia de videojuegos, todos los sistemas antipiratería han sido rotos y por cada programa o sistema de descargas que desaparece cogen el relevo dos o tres. Napster, Kazaa, eMule, Megaupload... sólo ha cambiado el método. Criminalizar las webs de enlaces o amenazar a los usuarios con demandas no va a detener el proceso, puede que lo ralentice mínimamente, quizá lo suficiente para que las productoras y discográficas facturen un poco más y luego reconozcan que hay que engancharse al futuro.

La industria no puede alardear de víctima inocente, ni mucho menos. Después de décadas mangoneando a artistas y decidiendo caprichosamente qué se edita y qué no (en muchos casos basura bien adornada), vendiendo discos a un precio desorbitado, multiplicando y trampeando las ediciones en DVD, apoyando formatos para luego volverlos obsoletos... no creo que esperasen un trato de caballeros de los consumidores. Las productoras siguen haciendo cosas como dividir la adaptación de una novela en dos películas para hacer pasar por caja dos veces a los fans, las editoriales de cómics venden copias mal maquetadas, mal traducidas o cuya encuadernación se deshace en las manos. Han demostrado a las claras que lo que importa es maximizar el beneficio y ahora se sorprenden cuando la gente mira por su propio interés y les devuelve la pelota.

Pero por mucho que a los escritores, directores y actores que se reúnen con Sinde les guste representarlos así, los internautas no son unos caprichosos que lo quieren todo gratis. También son los que hacen que se batan records de taquilla y los que abarrotan las secciones de cómics y películas en las grandes superficies, los que se dejan los ahorros en consolas y videojuegos y los que llenan su casa de merchandising. Puede que lo que más les asuste a esos "preocupados por la cultura" es darse cuenta de que el dinero sigue ahí pero ya no está sujeto a los dictados de los monopolios, sino que se escapa por otros cauces. Las nuevas tecnologías han dado capacidad de decisión al público y la está ejerciendo.

Más de una vez me he planteado qué pensaría si editase un juego de rol en PDF por un precio simbólico y al poco tiempo descubriese que alguien lo ha colgado en una web de descargas. Seguramente no me gustaría pero hay que ser realista, lo que se cuelga en internet se vuelve incontrolable, para bien y para mal, y si mi creación es digital no puedo esperar otra cosa. No hay forma de pararlo y combatir contra esas webs es tiempo perdido, la que se cierre hoy reabrirá mañana con otro nombre. Se puede hablar hasta la saciedad de si está bien o está mal, de si los creadores están protegidos o no, de que los que piratean contenido se lucran más o menos... . No es ese el camino, hay que buscar formas de ofrecer un contenido diferente y con "valor añadido" que lo haga más atractivo como compra original que como descarga. Es más fácil de decir que de hacer, pero creo sinceramente que es el camino. El resto -indignarse, atrincherarse, anhelar tiempos pasados, hablar de sanciones, demonizar la tecnología, cerrar los ojos ante el tiempo que vivimos- es como intentar proteger un castillo de arena mientras sube la marea.

Comentarios

  1. Pues yo recuerdo vívidamente cuando un amigo mío, con la mejor de las intenciones, me repetía que NO me lanzara a la edición digital porque me iban a piratear... Acá estoy, ya con una docena (sino más) de ejemplares vendidos de mi primer libro.

    Definitivamente hay que avanzar hacia algo diferente, y se me ocurre que los productos hechos por individuos o grupos pequeños que forman comunidades son mucho menos susceptibles de ser pirateados, justamente porque está ese enlace con un otro que es creador pero también fan de ese algo (sea un comic, un juego de rol, etc.). En cambio las cosas hechas por las empresas, que generalmente se cagan en los consumidores, pues, es otro tema.

    Lo cierto es que ya no se puede negar ni eliminar.

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  2. De acuerdo con el post y el comentario anterior.

    Para mí es sencillo, yo escribo un libro y una pequeña comunidad me lo compra con relativo éxito, gano digamos 20.000 euros, y me entero de que luego me lo han pirateado 10 millones de lectores, me quejo? me preocupa? Yo NO.

    Ahora bíen, si en lugar de querer ganar 20.000 euros por un libro quiero ganar 500.000 por 7 canciones que hice hace 3 años pues claro, es que sois una piratas malosos por no querer que me compre un bonito yate. PIRATAS! lo digo yo que soy el CAPITAN.

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  3. Personalmente creo hay que tener en cuenta varios puntos (y generalizando mucho):

    1. Canón: Cuando compro un soporte magnético u óptico de datos informático (DVD, disco duro, etc) estoy pagando un canon a la SGAE por si me "bajo" música o películas de internet. Por lo tanto, no es ilegal. Ya que lo estoy pagando (el canon es irrisorio en el precio final del soporte).

    2. Adaptación a las nuevas tecnologías: En españa, el problema es que las editoriales y discográficas no se están adaptando a las nuevas tecnologías. Si no, ¿por qué un libro electrónico, que no tiene costes de impresión cuesta casi tanto como uno normal?. Mirad la Metro Goldermayer, ahora va a sacar sus películas en un formato que permite alquilarlo mediante internet con el consiguiente, espero, reducción en el coste de la película. El problema es que hay que adaptarse a las nuevas tecnologías y en este país eso siempre va con retraso.

    3. Avaricia: En este pais hay gente que se quiere hacer rica sin dar golpe y aprovechándose del trabajo de los demás. Y eso es imcompatible con lo dicho en el punto 2 sobre la adaptación tecnológica, que implica pensar, y eso tampoco es típico de los jerifaltes avariciosos de la SGAE y editoriales (y generalizo, eh, porque hay proyectos on-line que demuestran lo contrario pero me refiero a la SGAE sobre todo).


    Saludos.

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  4. El mercado debe adaptarse al consumidor, y no al contrario.

    Las discográficas y demás quieren continuar con el mismo modelo de mercado con el que llevan más de veinte años.

    Lo siento, adaptarse o morir.

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  5. Genial el post, estoy de acuerdo con él. Yo no creo que los trabajadores de la cultura, mucho menos las grandes empresas del entretenimiento pierdan su trabajo en nuestra manos "los temibles piratas de la web", simplemente ven reducido su caché, que antes era millonario y descompensado con respecto a otras profesiones igualmente dignas. Digamos que ahora deberán currar un poco más para comprarse el yate que dice nartrab. No veo nada de malo en ello. Yo curro de sol a sol y mi yate esta aún muy lejos. Saludos desde el Holandés Errante..

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  6. Los que saquen productos de calidad seguiran vendiendo.

    Siempre va a haber gente que no pague por nada, pero los fandomeros cuando algo nos gusta y está bien hecho pagamos por ello.

    Un buen ejemplo de lo que NO se debe hacer son las recopilaciones sin fin de músicos que hace 5 años que no sacan canciones nuevas y hacen un cd con mezcla de las antiguas y te vuelven a cascar 25€ por ello.

    O las 200 versiones que pueden sacar de una película con 2 minutos extra (versión extendida), cuando ya hemos exprimido esto otros 2 minutos (version del director) y cuando pensamos que no podemos sacar más otros 2 minutos extras (versión definitiva).

    Al final todo esto lo que hace es quemar al comprador y que haces? descargarlo. Cuando salga la versión finalísima ya me pensaré si lo compro o no.

    En el caso de los videojuegos yo personalmente no descargo nada porque no me da tiempo siquiera a jugar a lo que compro. Eso sí, siempre de importación. Como es posible que las novedades cuesten aquí 70€ y otros países de europa 40€? Y en 2 meses aquí bajan a 60 y en europa a 20. Demasiada avaricia es lo que hay en este país, y al final el saco tenía que reventar por algún sitio.

    Resumiendo, que menudo ladrillo, si haces las cosas bien no tienes nada que temer, y para muestra tenemos el juego de los chicos de la marca del este.

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  7. "En primer lugar habría que partir de la base de que la legislación, por dura que sea, no va a impedir el intercambio de archivos". Buf, mal comienzo, como semejante afirmación carece de todo valor argumental si partimos de que las leyes, per se, no evitan determinados hechos. Por ejemplo, que el asesinato este penado, no evita que haya asesinatos, como tampoco se puede evitar al 100% que haya robos, violaciones, agresiones, y ello no es razón para dejar de legislar sobre ello.

    Juan Barthe

    La cuestión es ¿estamos dispuestos a admitir la existencia/inexistencia de la propiedad intelectual? Y si existe obviamente habrá que protegerla y reconocerla ¿que alcance queremos dar a esa protección?.

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  8. Capitán, crear un producto de calidad y cultivar un público fiel son dos elementos clave para lograr el éxito, en mi opinión. En nuestra afición es más fácil que en otros medios, por suerte.

    nartrab, las cosas han cambiado y a muchos les cuesta aceptar que ahora hay alternativas. O quieren hacerse los locos durante unos años más, por si cuela.

    Juan, para mí el problema no es que sea legal o ilegal, sino que queramos o no, las descargas van a seguir ocurriendo. Dar alternativas interesantes parece ser la última opción, por ahora, como le comentaba antes a nartrab, se quiere exprimir un poco más el modelo antiguo de negocio.

    Balan, lo curioso es que en estos años no se ha parado de producir, se edita más que nunca en todos los ámbitos. Hay algo en la historia que se nos cuenta de la muerte de la cultura que no cuadra.

    Bruno, me gustaría saber el efecto que ha tenido realmente la piratería en los diferentes medios, quién se ha quedado en paro y quién no. Supongo que habrá estudios con resultados contradictorios y a gusto de cada cual. Eso sí, los del yate seguirán siendo los mismos. ;)

    Saryon, tienes razón y das en el clavo con los ejemplos. Mi favorito últimamente es el de la película de El Hobbit, dividida en dos partes no por razones artísticas sino porque así pasaremos por taquilla dos veces. Esa es la relación que quiere tener la industria audiovisual con su público: monetaria.

    Anónimo/Juan Barthe, se va a legislar, cosa que me parece perfecta, y no va a servir de nada, esa es mi opinión. La amenaza de multas o sanciones no va a disuadir a la gente de bajarse discos y películas. La propiedad intelectual existe, los autores merecen reconocimiento y un pago justo por su trabajo, ahí estamos todos de acuerdo. Pero de lo que se trata es de plantearse que no hay vuelta atrás y asumir que vivimos en un mundo en el que la información en todas sus formas es incontrolable y no entiende de barreras. Adelante, se puede luchar contra ello, pero por lo que hemos visto hasta ahora, la mano dura nunca ha funcionado. Quizá es el momento de pensar en otra forma de llevar las cosas.

    Un saludo a todos y gracias por vuestros comentarios.

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  9. Masles Roy19/1/11 09:44

    Como aportación, por si no conocían esta web, les añado este enlace:

    http://www.filmin.es/

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  10. Yo creo que todo esto está mal planteado. El problema lo tenemos porque hay 4 listos que se hacen de oro con el esfuerzo ajeno, ni más ni menos. Discográficas y productoras, cuyo único fin es saquear al artista (si lo hay) o crear uno nuevo que le rente lo máximo con el mínimo esfuerzo. ¿Resultado? Música basura, películas basura en las que lo más importante que es el impulso de llevar a cabo esa obra, de sentirse realizado con su consecución y gozoso con el reconocimiento ajeno, no existe. Si muchas de esas cosas fueran de verdadera calidad y además no tuvieran un precio desorbitado, creo que la piratería no sería tan problemática. Hay que cambiar el paradigma, y darles por culo antes de que les de tiempo a adaptarse... ojalá.

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  11. Anónimo4/2/11 18:39

    Totalmente de acuerdo con lo que se ha dicho por aqui. Solo una pequeña apreciacion, con las descargas de internet se le ha dado en la cara a un modelo de ocio (llamalo cultura) obsoleto a estas alturas. Mucha gente saca beneficios de las descargas y estoy hablando de artistas que cuelgan sus trabajos en la web para darse a conocer: cantantes, escritores, dbujantes y un largo etc.
    Lo que no pueden esperar las grandes empresas, es seguir sacando tajada como hasta ahora sin modificar su forma de hacer llegar el producto a la gente.

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