Aquella primera partida

Vista con la perspectiva del tiempo, mi primera partida como master de Advanced Dungeons & Dragons fue bastante típica. No sé si se puede calificar como "dungeon" al uso, aunque comparte muchos elementos con el género. Lo que sí que es cierto es que se saltaba muchas de las recomendaciones que doy ahora en el blog en cuanto a planteamiento, personajes, direccionismo... era una aventura simple, bastante lineal y cuyo mayor interés residía en explorar y sorprenderse con lo que había detrás de cada esquina. Los jugadores nunca se quejaron, al contrario, esa primera partida funcionó tan bien que la repetí varias veces, con otros grupos o en jornadas.

Hablamos de hace 15 años, cuando todos los juegos eran nuevos y "tener muchos libros", al menos en mi entorno, era tener dos manuales, no necesariamente de juegos diferentes. Seguramente fue ese espíritu de novedad lo que ayudó, en parte, a que mi primera partida resultase bien. También que mis mayores influencias entonces no pasaban tanto por Tolkien como por la Dragonlance y los libros de "Elige tu propia aventura".

La historia comenzaba con estas palabras: "Os encontráis en un camino embarrado junto a un bosque. Es de noche, llueve y a lo lejos en el valle veis las luces de un pueblo... ". Nadie preguntó quiénes eran, de dónde venían o cómo se habían conocido. Su imaginación se fijó en el pueblo frente a ellos y se encaminaron hacia allí. Cuando llegaron a la plaza mayor, se encontraron con un ladrón ajusticiado encadenado a una columna de piedra y escucharon el ruido de fiesta de la taberna. Tampoco dudaron mucho. La ventaja de ser un jugador inexperto es que no piensas que pueda haber una trampa en cada situación que describe el master.

Tan contentos como si estuviesen en "El Pony Pisador", los jugadores se unieron al jolgorio y pidieron unas habitaciones. De madrugada, mientras dormían la borrachera, les llegó el sonido de unas cadenas golpeando. El primero que se desperto vió al ladrón encadenado convertido en zombi, tratando de liberarse. Lo que siguió fue una huída desesperada del pueblo, donde todos los aldeanos habían desaparecido y los muertos habían vuelto a la vida por decenas.

Otro detalle que diferencia aquellas partidas de las de ahora es que en vez de escapar y salvar el pellejo, la mayoría optaba por investigar el origen del mal. Supongo que realmente se veían como los héroes de la historia y para ellos lo más lógico era seguir la aventura, por arriesgado que fuese.

Las pistas les llevaban a una siniestra mansión en una montaña cercana. A partir de ahí comenzaba la exploración propiamente dicha, en una casa que parecía creada por un villano desquiciado y con mucho humor negro. En el comedor, los cubiertos atacaban a los personajes, todo un clásico. Había bromas macabras, como ese puchero de comida al fuego de olor suculento que alguien siempre probaba... para descubrir luego que la despensa estaba llena de cadáveres descuartizados, colgados como reses. En el piso de arriba, había un pasillo en el que los cuadros cobraban vida y atacaban a cualquiera que pasase frente a ellos. Nadie esperaba ver a varios dragones pintados usar su aliento de fuego o hielo, a escala, contra ellos, o a guerreros en armadura completa tratar de alcanzarles sacando medio cuerpo fuera del marco.

El repertorio era clásico a más no poder y había habitaciones con puzles que resolver pisando baldosas, una torre de astronomía con un telescopio que si se apuntaba hacia el jardín descubría otro secreto, cripta subterránea, etc. Pocas complicaciones, mucha acción y los enigmas justos para que no tuviesen que detenerse demasiado y llegasen al archienemigo (un conde vampiro que levantaba un ejército de no-muertos, cómo no) con ganas de hacer de ese enfrentamiento un momento épico.

¿Qué se puede sacar en claro de este breve viaje al pasado? Por una parte, que echo de menos dirigir o jugar en fantasía medieval. Por otra, que no importa tanto que nuestras tramas sean más sencillas y aventureras, sin tantos PNJs, política o conspiraciones en la sombra. Si jugamos sin prejuicios y con ganas de divertirnos, una historia de siempre se volverá nueva y emocionante. Quizá no tenga tanto que ver con las reglas, en la línea de lo que intenta Microlite 20, sino de predisposición a recuperar el espíritu y la capacidad de sorprendernos, aunque sea con lo ya conocido.

Comentarios

  1. Ah! La capacidad de asombro de los inocentes...

    Interesante cómo nos marcan esas primeras experiencias en el mundo del rol.

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  2. Lo que echas de menos JKeats no es el estilo de los viejos tiempos, amigo... Es lo mismo que echamos todos en falta, la capacidad de asombrarnos a edades más tempranas (como afirma Lobo Gris) y esa juventud que ya dejamos en el olvido.

    Pero como reza la canción: "Veinte años no es nada".

    Un brindis por los momentos pasados, señores y señoritas.

    Lucinder.

    "El Ataque de la Nostalgia Mutante"

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  3. Excelente reflexión Sr.Keats. La verdad es que hoy mismo pensaba yo algo parecido.

    Realmente recuerdo las partidas de mi primera juventud. Todo era mucho más sencillo, no importaba si los argumentos no eran completamente sólidos o si los eventos resultaban algo inconexos, sólo importaba la diversión de los jugadores y el master, la emoción de cada escena.

    Podíamos improvisar una partida en diez minutos y jugar durante un fin de semana entero. Eso es sin duda algo que se echa de menos.

    Pero en fin, el tiempo pasa y las personas evolucionan (o involucionan, según se mire). C'est la vie.

    Selenio.

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  4. Si se me permite participar...

    Esas primeras partidas nunca quedaran enel olvido. Son como la primera novia, la primera borrachera o el primer sueldo... nunca se olvidan!
    Personalmente lo que hecho de menos era la facilidad, como decía Selenio, de montar una partidilla en diez minutos. Era fácil.
    Ahora, despues de unos años, los "compañeros de aventuras" van cayendo, desaparecen del mapa y, poco a poco, es mas difícil encontrar un grupo estable con el que montar campañas.
    Realmente envidio a esos grupos que aún estan en activo despues de tantos años.
    Como me gustaría revivir, ahora, aquellos tiempos!

    Saludos

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  5. Yo también recuerdo con añoranza las primeras partidas, la primera que jugué y la primera que dirigí.

    La primera en jugar fué con Vampiro: La Mascarada, yo era un Giovanni y el otro jugador un Lasombra. El Narrador nos puso inmediatamente dentro de un teatro lujoso escuchando una opereta cuando de pronto el lugar es atacado por terroristas; yo y el Lasombra, sin conocernos previamente, intentamos escapar (entonces no sabíamos que las balas hacían poco o nada a los vampiros), pero los terroristas nos interceptaban y raptaban. Nos metían en una camioneta blindada, pero en medio del camino hacia un castillo muy lejos de la ciudad, el convoy es atacado por un "demonio" envuelto en fuego. Con él, otros vampiros nos atacan (el Sabbat, supimos después), entonces, sorpresivamente, uno de nuestros captores se quita la careta, descubriéndose como una mujer, saca una espada y moviéndose a velocidad inhumana sale del vehículo y comienza a hostigar al demonio. El resto de los atacantas aniquilan al resto de nuestros captores y entonces yo comiencé a animar cadáveres y el Lasombra a tejer tentáculos sombríos. Al final solo nosotros (yo y el otro jugador) y la chica sobrevivimos. Entonces nos ofrece unirnos a la Camarilla.

    La primera partida que dirigí también resulta graciosa rememorandola. Era el AD&D, en un escenario indeterminado. Los jugadores comenzaban en un pueblito que presentaba desapariciones de humanos. Las pistas los llevan hacia un monasterio abandonado (donde el sacerdote del sol murió defendiendo el pueblo de un poderoso demonio), luego hacia el lago cercano donde un pescador mudo desparece. Al seguirle la pista descubren unas catacumbas bajo el castillo donde un muro de huesos les transporta a un pequeño plano donde confrontan al demonio, lo vencen y son recompensados con el avance a segundo nivel y espadas vorpalinas +5 para todos.

    Siento nostalgia por esa diversión tan simple. Ahora al dirigir Vampiro o D&D 3.5 las campañas son enrevesados, complejos y largos.

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  6. Quizá sea una suerte mantener casi íntegro el grupo original con el que me inicié en esto, y a decir la verdad vemos la evolución en las partidas, en el juego, en los jugadores mismos, en el tiempo que pasa y ganamos con la experiencia.

    Nos conocemos todos, con nuestros defectos, ansias, virtudes.. y todo esto nos ayuda a la hora de diseñar una aventura o campaña.

    Pero al final, siempre terminamos recordando aquella primera partida, y nos contamos las anécdotas como si las hubiésemos vivido en la vida real, la tristeza que sentimos al perder uno de nuestros personajes, o las risas que nos echamos jugando al Far West, cuando había que volar un puente y una vez volado nos damos cuenta que nos hemos dejado a uno de los nuestros al otro lado, etc.

    Pasa el tiempo y aprendemos, pero si de algo estoy seguro es que teniendo la sencillez por bandera, y siendo mínimamente coherente se consiguen partidas donde todos lo pasan bien.

    Un saludo,
    Mercks.

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  7. Por eso me gusta jugar con novatos... soy un vampiro que vive del entusiasmo ajeno.

    Keats se te ve muy melancolico ultimamente.

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  8. Nosotros seguimos jugando (no con mis grupos iniciales, he cambiado de ciudad algunas veces) pero nuestro espíritu no es diferente.

    En dos semanas empiezo una nueva campaña de Cthulhu con gente que no ha jugado a Cthulhu. La primera aventura es La Casa Corbitt :)

    El "espíritu" es una actitud de los participantes, y puede mantenerse.

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  9. A mi que ni siquiera he tenido infancía rolera, me parecen aventuras tam buenas como cualquier cosa compleja.
    Y ahora que hará poco que tengo grupo estable con el que dirijo Warhamme.
    Hemos tenido partidas cláscicas dibertidisimas.

    La dibersión para mi esta en la elección, en la toma de decisiones. No importa si luchas contra un conde Vampiro en una trama tan simple como una capatilla de piscina.
    La situación y el momento es lo que cuenta.

    Porque por mucho que piensen que la historia esta trillada, cuando tenga que elegir quien, cuantos, como,por donde, cuando, con cuerda o sin cuerda XD se van a dibertir igual.

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  10. Coincido con algunos que esas primeras partidas de rol son inolvidables, por la novedad, por la ilusión con la que jugábamos y por el descubrimeinto de un nuevo mundo que se abría ante nosotros.

    Yo empecé jugando con 15 años y cumplo 35 en pocos días, lo que siginifica muchas partidas a mis espaldas, ya que no he dejado nunca de jugar (excepto en ciertas épocas de trabajo y traslados temporales), aún conservo a un colega de mi primer grupo y el resto los conocí más tarde, y podemos estar orgullosos de poder decir que todos los viernes jugamos una sesión a las diversas campañas que tenemos en juego.
    El tema aquí, principalmente, es que algunos estamos experimentando el "síndrome del rolero viejo" y es que aquellos que ya no tienen sus antiguos grupos o bien ya no juegan de manera tan habitual como antes comienzan a tener esta sensación de "todo tiempo pasado fue mejor". Creo que el recuerdo nostálgico está bien, pero no hay que perder la perspectiva, en mi caso puedo decir, que aunque ya no tengamos la misma ilusión juvenil, las tramas, los medios y las partidas han mejorado con el tiempo, y nuestro presupuesto para comprar juegos y accesorios ha aumentado exponencialmente.
    Miremos al futuro sin dejar de sonreir y estar agradecidos por los dulces comienzos.

    Un abrazo amigos

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  11. Anónimo1/7/09 14:26

    Para mi gusto, no es tanto la nostalgia (que también influye lo suyo llegadas a unas edades en las que entramos los llamados "Vieja Guardia", como apunta Fatelux)sino más bien la capacidad de asombro que uno va perdiendo con el tiempo.

    Cierto que antes las partidas eran más clásicas... Recuerdo mi primera partida como una especie de maremagnum de emociones. Una sensación imaginativa que me llevó a conocer una forma nueva de trabar amistad con la gente, de integración social, de forjar lazos duraderos, de disfrutar del tiempo libre, de interpretar y de contar historias...

    En aquella época, no había mucha opción televisiva, el cine era para ir una vez a la semana como mucho, los teléfonos móviles parecían ladrillos tecnológicos de otro mundo que sólo usaban los ejecutivos japoneses de las películas...

    Era un mundo sin ipods, ni Wow, sin HD y donde internet era esa cómoda redecilla que salvaguardaba las partes intimas de los bañadores xD.

    Y también nosotros eramos más diferentes a como somos ahora. No teníamos los años que tenemos y veíamos el mundo de una manera muy distinta a como lo vemos ahora.

    Y sí, con el paso del tiempo, hemos madurado... hemos crecido, y con nosotros nuestros recursos, y nuestras ganas de probar cosas nuevas (en mi caso, mis recursos siguen decreciendo, pero eso es tema aparte xD). Y es normal que un guión, por muy clásico que sea, por mucho que añoremos ese sabor, no nos llene de la misma manera que lo hacía antes.

    Progresamos hacia adelante y hoy en día tenemos muchas más cosas que antaño. Más editoriales, ediciones mucho más cuidadas, medios para inspirarnos, una comunidad entorno a lo personal y lo virtual...

    Pero si nos alejamos de las tramas de las partidas, de si ahora usamos pantalla o no, de si tiramos muchos o pocos dados, de si nos hemos vuelto mas profresas o prokiwis, de si el estado de la afición va mejor o peor, o de si incluso ahora nuestro hobby lo tiene mucho más complicado para competir con otras actividades que en nuestros tiempos no teníamos...

    El espíritu, lo que sí permanece, lo que llevamos dentro; no tiene ya nada que ver con las partidas que jugamos, sino con el hecho de reunirnos todos juntos y sentirnos por unas pocas horas, en la piel de otra persona que nunca seremos.

    Y mientras haya gente que se reuna para contar una historia en alguna parte, y dejar volar la imaginación... Allí habrá un rolero que algún día sentirá lo mismo que sentimos muchos de los perros viejos que aquí colgamos de tanto en cuanto el sombrero.

    Parafraseando a dos grandes genios solo puedo decir: "Nunca podremos bajar dos veces el mismo río, pero si podremos tomarnos las cosas con la misma seriedad que un niño que juega".

    Que le vamos a hacer, señores... Nuestro mundo, ya no es el que era ;)

    Lucinder.

    "Solo falta que alguien mencione Verano Azul"

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  12. Lucinder, permiteme que te contradiga, al igual que voy a contradecir muchos de los comentarios vertidos aquí.

    Yo soy perro viejo tambien. No voy a vanagloriarme de los años o los juegos que han pasado por mi mesa y por mis manos, porque eso degeneraría en un dialogo en el que acabaríamos midiendonos las... ;-) hojas leidas y las partidas jugadas. Y no quiero eso. Dejemoslo en que cuando empecé todavía no se miraba mál al rol desde los medios de comunicación.

    Yo tambien recuerdo aquellas partidas, donde cada semana nos juntabamos unos amigos allí donde podíamos. En el instituto las mañanas de los sabados (juro que ha sido la unica razón que me ha hecho levantarme temprando a gusto un fin de semana), en casa de algún amigo cuando sus padres se iban al pueblo, o entre las mesas de alguna asociación.

    Eran partidas que nos descubrían un mundo, cierto. Pero era un mundo que nosotros mismos creabamos en base a nuestra imaginación. Nuestros recursos eran el tiempo y las lecturas que llegaban a nuestras manos. Y el resto lo poniamos nosotros.

    Después de tantos años, he vuelto a vivir esa experiencia unas cuantas veces, y siempre ha sido en circunstancias parecidas. No se ha debido a volver a tener la capacidad de asombro.

    Cuando los amigos tenemos tiempo y nos juntamos. Cuando nos juntamos varios dias, siendo "varios días" seis o siete, o incluso más. Cuando nos juntamos y no deseamos pensar en nada más que en jugar. Cuando no nos preocupamos de la comida, pidiendo por teléfono, de la ropa, siendo verano y pudiendo ir cómodos, o de la hora, jugando a tan pronto como te apetece y hasta la hora que puedes.

    El único problema que nos impide disfrutar de las partidas que jugamos es que un sabado por la tarde, desgraciadamente, no nos dá tiempo a DESCONECTAR de la vida.

    Ya tenemos edad en la que los problemas son reales, y siguen ahí mientras jugamos. Y es tan solo cuando nos los quitamos de encima, cuando los dejamos a un lado y nos olvidamos que existen, cuando toda responsabilidad desaparece y te centras en disfrutar... es entonces cuando vuelves a disfrutar de aquellas partidas que jugabas de crio.

    Y lo se, porque cada verano intentamos conseguirlo. Y cada verano lo conseguimos un poquito más.

    Seguid intentandolo. Merece la pena.

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  13. Anónimo2/7/09 18:40

    Kano... ¿Cómo te atreves a contradecirme?, ¿Acaso no sabes que no se debe nunca incurrir en la ira de los Dioses?

    Bromas aparte, que cada cual me contradiga cuanto quiera ;)

    Entiendo lo que quieres decir,pero creo que hay una pequeña divergencia entre lo que decimos.

    Una cosa es que el haber alcanzado la madurez total, y tener que vivir una vida de adultos, nos trastoque los planes muchas veces, y que esos problemas del día a día nos asedien hasta el punto de no dejarnos disfrutar muchas veces, y otra cosa es la capacidad para revivir una experiencia concreta del pasado.

    Me explico.

    Yo también empecé a jugar años antes de lo de Rosado, y tampoco voy a aburrirle a nadie con el tamaño de mi "experiencia" ;)

    Tengo esposa, una hija y una hipoteca, triple santísima trinidad que abarca casi todas las raíces de los problemas que un ser humano encuentra cada día a lo largo del resto de su vida (Quien tiene tres mujeres en casa, lo que no tiene es cuarto de baño a primera hora de la mañana, por poner un ejemplo xD).

    Como Narrador, traigo juegos nuevos a mi grupo, les muestro diferentes sabores a los que pueden engancharse... Mis partidas normalmente se hacen en mi casa, donde recibo como anfitrión y después de haber degustado cenas cuasipantagruélicas. A partir de los cafés, es el momento de bajar las luces, abrir las ventanas, encender velas, conectar las BSO y empezar a abrir las puertas de la imaginación de las ocho personas que de media, se sientan a jugar conmigo.

    Como jugador, disfruto interpretando personajes gamberros, pícaros, con acentos extraños y actitudes aberrantes que aportan momentos de humor a las partidas, mucha interacción social y que suelen ser los detonantes de situaciones totalmente surrealistas que hacen de las partidas en las que participo, pequeños momentos únicos que darán lugar a esas anécdotas que contaremos dentro de un par de años.

    Como jugador y como narrador sigo disfrutando de las partidas que organizo y en las que intervengo. ¿Disfruto de la misma manera en la que lo hacía antes? No, claro que no. ¿Significa eso que disfruto menos? En absoluto, disfrutamos de manera diferente.

    [Continua en el siguiente post]

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  14. Anónimo2/7/09 18:40

    [Viene del anterior Post]

    Cuando tienes 12 años no se ve el mundo de la misma manera que cuando tienes 30.

    En el primer caso, los guiones son más sencillos, los arquetipos son una moneda de cambio recurrente porque todo el mundo los identifica sobre la marcha, el derroche de medios es limitado, la experiencia es grupal pero es la imaginación y la introspección personal la que rellena los huecos. Cuando eres un crío no señalas los fallos de la trama, vives una experiencia.

    Cuando eres un adulto, ese tipo de partidas, no ilusionan. Ya se han visto, ya se han vivido... Nadie deja un hueco en su agenda para algo que no implique un "Plus" a la exploración del Dungeon de turno.

    Ya no eres un novato sin experimentar, conoces a tu director, sabes cuando va a sorprenderte y sabes intuir donde va a estar la trampa de turno.

    Esperas algo que te asombre, y tu madurez y tu experiencia te marcan de muchas maneras a la hora de jugar y de revivir esa experiencia como la primera vez...

    El asombro nace de una historia bien construida; los personajes evolucionan para dejar de ser meras hojas llenas de números para convertirse en seres humanos y adultos como nosotros, los que los interpretamos. Y viven y mueren asombrándonos con sus sentimientos y sus vivencias más que con sus éxitos y fracasos.

    El asombro también nace de la experiencia de dejar los dados aparte, y de construir una interpretación viva y coherente, volcándose en la personalidad y en la interacción social entre los jugadores.

    El asombro sigue naciendo, pero al igual que cuando vamos por la quinta temporada de una serie que nos enganchó al principio por su novedad y sus planteamientos, ahora sentimos que necesita de nuevos medios para hacer revivir esas mismas sensaciones del primer día.

    Igual que podríamos determinar la evolución personal de cualquiera, viéndole pasar al cabo de los años del whisky destilado al de etiqueta negra, sólo necesitamos fijarnos en que ha cambiado en nosotros mismos a lo largo de los años, y en nuestra forma de jugar durante ese mismo tiempo, y podremos entender porque ese "asombro" sigue enganchándonos, pero a la vez, necesita de nuevas formas y medios para nacer dentro de nosotros.

    Por eso en mi anterior comentario, hago referencia a la nostalgia, y al paso del tiempo, pero también hablo acerca de como se manifiesta y sigue vivo ese "espíritu" que vuelve a la vida cada vez que rememoramos o continuamos disfrutando de esta afición, que en compañía, de aquellos que apreciamos, tantos buenos momentos nos ha regalado.

    Como diría Jostein Gaarder: "Dichoso aquel que nunca pierda la capacidad de imaginar y asombrarse".

    Lucinder.

    "Es asombroso que un ser humano así pueda seguir respirando, ya ve Usted"

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  15. Vale, midámoslas :P

    La mia es mas grande (os gano a todos en años de juego seguro). ^^

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  16. Pues para ser tu primera aventura me parece de lo más decente.

    Mi primera campaña fue divertidísima por la novedad pero objetivamente infumable, hoy no habría por donde cogerla.

    Un saludo

    PD- Ogrito, tranki... que igual conmigo no lo tienes tan claro, veterano... XD

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