En busca del fanzine perdido

A todo el que juega o dirige se le amontonan aventuras, ayudas o suplementos con reglas "de la casa" a los que le gustaría dar salida y compartir con otros aficionados. Imagino que ese es el punto en el que surge el proyecto de crear un fanzine y distribuirlo, ya sea gratuitamente o con un precio básico que permita cubrir los costes. En la época en la que internet era casi un rumor participé en la publicación de dos o tres de aquellas criaturas que, para qué negarlo, me hicieron estar bastante orgulloso. Siendo realista hay que decir que ninguno pasó del primer o segundo número.

Cuando se empieza un fanzine es más fácil hacerlo cuando hay todo un club detrás porque los voluntarios aparecen, aunque sea por pura estadística (entre veinte o treinta personas siempre habrá un puñado de chalados). Con media docena de redactores, alguien que sepa maquetar y muchas ganas se pueden hacer maravillas. En nuestro caso el sistema era sencillo, se recogía el material durante el mes correspondiente, se elegían las ilustraciones, se pasaba todo al que hacía la maqueta, que trabajaba a su aire, y cuando teníamos un primer número ya se podía hacer la tirada completa.

Algunas aclaraciones a este proceso: no todo el mundo tenía ordenador, con lo cual en ocasiones había que teclear folios y folios, las imágenes rara vez eran originales, así que teníamos que piratearlas, y no había imprenta como tal, recurríamos a una fotocopiadora. Ordenábamos las hojas y grapábamos a mano, procurando no hacernos un lío ni dejarnos los dedos. Respecto al formato, el A4 era muy vistoso pero a nivel económico siempre resultó mejor el medio folio. No había portada diferenciada, excepto en las raras ocasiones en las que podíamos utilizar hojas de un color diferente.

Por mi experiencia estas iniciativas mueren por varias razones: una puede ser la impuntualidad de los redactores, otra la falta de mano de obra para el trabajo pesado de edición, porque todo el mundo quiere escribir pero pocos maquetar o fotocopiar. La tercera puede ser la falta de contenidos, aunque esto ocurre más a la larga. También puede haber choques por discrepancias respecto a la dirección que deben tomar los siguientes números, qué se publica y qué no, pero esto solo ocurre cuando hay un cierto éxito. La falta de financiación es un problema relativo, porque casi siempre se puede convencer a alguien para que ceda material o equipo. En general lo que estropea las buenas intenciones iniciales es que se comienza con muchas ganas pero es difícil mantener la motivación de todos.

La aparición de internet ha dado lugar al e-zine, la versión electrónica del fanzine, que tiene grandes ventajas en cuanto a costes (porque no se imprime, claro) y las mismas razones para su nacimiento y muerte. La distribución es más abierta, sólo con colgarlo en una página cualquiera tiene acceso, pero requiere ser publicitado en medios como foros o páginas especializadas para llegar a ser conocido. Cuando hay calidad, el boca a boca, o en este caso, el comentario y enlace, ya hacen el resto del trabajo. Las opciones en cuanto a formato son el HTML o el PDF para que pueda ser descargado. Esta última es mi preferida y con herramientas como Open Office es sencilla de realizar (con un simple "Exportar a..."), aunque los más técnicos quizá prefieran Latex.

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